Seis años de prisión para represores chilenos por asesinar a presos políticos

Santiago de Chile.-  La Corte Suprema de Chile condenó hoy, en un fallo definitivo, a seis años de prisión a tres represores, uno de ellos ex jefe de la policía secreta de Augusto Pinochet, por el asesinato, en 1973, de tres presos políticos en la norteña ciudad de Arica, informaron fuentes policiales.

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(EFE)

Arellano Stark, de 87 años, fue condenado hace algunas semanas a siete años de prisión por otro episodio de la citada caravana, pero no irá a la cárcel pues un informe médico señaló que padece de Alzheimer.

Se trata del llamado "episodio Arica" de la Caravana de la muerte, en el que fueron asesinados el 20 de octubre de ese año los militantes socialistas Óscar Ripoll Codoceo, Julio Valenzuela Bastías y Manuel Donoso Doñabeitía.

En un fallo dividido, la II Sala Penal del máximo tribunal chileno sentenció al general retirado Odlanier Mena y a los ex oficiales René Bravo Llanos y Luis Carrera Bravo, todos a seis años de prisión.

Mena reemplazó en el mando de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), al general Manuel Contreras y en 1978 fue el primer jefe de la Central Nacional de Informaciones (CNI), que sustituyó a la DINA en las tareas represivas de la dictadura.

La Corte absolvió, por no haberse acreditado su participación, al también general retirado Sergio Arellano Stark, que fue el jefe de la "Caravana de la Muerte", una comitiva militar cuyos integrantes asesinaron en 1973, durante un recorrido por Chile, a un centenar de presos políticos.

Arellano Stark, de 87 años, fue condenado hace algunas semanas a siete años de prisión por otro episodio de la citada caravana, pero no irá a la cárcel pues un informe médico señaló que padece de Alzheimer.

En la parte civil del juicio, el tribunal rechazó la demanda en contra del Fisco de Chile de parte de los familiares de las víctimas.

Los ejecutados habían sido detenidos el 9 de octubre y permanecieron en un regimiento de Arica hasta el día 18 de ese mes, cuando fueron trasladados a un cuartel policial, pero militares los sacaron en la madrugada del día 20, supuestamente para ser llevados al poblado de Pisagua, donde había un campo de concentración de presos políticos.

Pero tras recorrer unos 40 kilómetros, los militares arrojaron el vehículo, con los prisioneros adentro, atados, amordazados y con los ojos vendados, a un barranco.

El régimen presentó el caso como un accidente, pero la verdad se supo porque un cuarto prisionero que era trasladado en el vehículo, Waldo Sankán, sobrevivió milagrosamente.