El fiscal rebaja a 18 años la pena para el acusado de degollar a su mujer en Vícar

Almería.-  El fiscal ha rebajado en 4 años la pena que pedía para I.R., el marido y presunto homicida de Nicoleta I.R., a quien, de un modo "salvaje", degolló y asestó otras 17 puñaladas en Vícar (Almería) el 20 de mayo de 2007, en una acción reconocida hoy por el acusado ante la sala tercera de la Audiencia Provincial.

ampliar foto

"No sé cómo, pero la maté", han sido las palabras con las que el joven rumano de 28 años ha admitido ante el tribunal que le juzga la autoría de la muerte de su mujer, que ha achacado a una supuesta infidelidad que ésta le confesó momentos antes de los hechos, en una hipótesis que no ha sido corroborada por testigo alguno.

El acusado, al que el fiscal considera tras la práctica del juicio oral autor de un delito de homicidio y no de asesinato como había estimado inicialmente, por el que le reclama 15 años de prisión, a los que se suman otros tres por lesiones a su suegra, ha eludido con un "no sé que pasó" las preguntas más comprometidas que le han formulado las partes.

Ha reiterado una y otra vez que mató a su joven esposa tras confesarle ésta que se acostaba con otro hombre, algo que ha negado rotundamente su suegra, una de los tres testigos directos del crimen, a la que su yerno lesionó al tratar de defender a Nicoleta.

Esta ha explicado que la víctima tuvo que refugiarse en la vivienda de una amiga días antes del crimen, tras ser maltratada por su marido, quien la amenazó entones de muerte para que abandonara el domicilio de la calle San Mateo de La Gangosa, en Vícar, en el que residía junto a su madre y el novio de ésta.

En este lugar tuvieron lugar los hechos que se le imputan a I.R. quien, durante la mañana de aquel domingo 20 de mayo, tras discutir nuevamente con su mujer para que abandonara el domicilio familiar, según los testigos, se hizo con el cuchillo de cocina y se lanzó con él frente a frente hacia Nicoleta para asestarle un total de 18 puñaladas, una de las primeras, mortal de necesidad, la que le atravesó el cuello de lado a lado.

"He acabado mi tarea", dijo el acusado tras la agresión, durante la que la joven Nicoleta, mientras se "arrastraba como una serpiente" para tratar de huir de él, le imploraba "ya está, ya está", según ha explicado la madre de la víctima quien, en uno de los envites, logró agarrar el cuchillo por la hoja, por lo que resultó lesionada al tirar nuevamente de él su yerno.

En consonancia al testimonio de los familiares de la fallecida que presenciaron el crimen, el fiscal ha reconocido que éste fue "un hecho salvaje", pese a lo que ha rebajado su petición para I.R. al entender que el ensañamiento no ha quedado acreditado y que existe una "duda razonable" para aplicar la alevosía en este caso.

Ciertas incongruencias en las declaraciones de los testigos han impedido, a juicio de esta parte, determinar si la primera puñalada que I.R. asestó a su mujer fue por la espalda, lo que imposibilita admitir la concurrencia de alevosía, como lo hace también el hecho de que el acusado mostrara al arma a su víctima antes del ataque.

"El ensañamiento no aparece por ningún lado", ha concluido la acusación pública, que en sus conclusiones iniciales enfatizaba en cambio el dolor innecesario al que fue sometida la víctima, hecho que si aprecia la acusación particular, que ha pedido para I.R. un total de 28 años de cárcel, veinticuatro por un delito de asesinato.