Otero Pombo afirma tener que "mendigar" para obtener licencias obras de calidad

Santiago de Compostela.-  El promotor compostelano José Otero Pombo (1945) dio un giro a la actividad de su empresa hace una década para apostar por la calidad urbanística en Santiago de Compostela, algo que se refleja en la adecuación de los edificios que rehabilita o construye con el territorio donde están situados.

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(EFE)

El constructor y promotor compostelano José Otero Pombo, posa durante la entrevista que ha concedido esta mañana a EFE en Santiago de Compostela.

Para ello, trabaja mano a mano con el arquitecto Víctor López Cotelo en obras que exigen "mendigar mucho" para obtener las licencias, explicó Otero Pombo en una entrevista a Efe, aunque son reconocidas a nivel mundial por su calidad arquitectónica y su adaptación al espacio.

De hecho, siete de los trabajos del promotor y el arquitecto participaron en la XI Bienal de Arquitectura de Venecia (que termina mañana, 23 de noviembre), como A Vaquería, Caramoniña, Casas do Rego o Ponte Sarela, lo que supone "un hito histórico" que provocó la "envidia sana" de otras ciudades españolas participantes.

Sin embargo, la filosofía de Construcciones Otero Pombo no encuentra un camino fácil a la hora de adaptar los edificios a su entorno y, tal como su dueño indica, lo más fácil sería "seguir el camino de acabar antes y ganar más dinero".

El promotor criticó las leyes actuales en cuestiones de urbanismo y construcción, ya que sostiene que "uno de los mayores riesgos" que existe es "cumplir la normativa a ultranza", ya que ésta se somete a pocas revisiones.

"No se pueden aplicar las mismas medidas en una vivienda de O Courel que en Terra Cha", prosiguió Otero Pombo que, aunque precisó que la norma "sí es necesaria", también lo es "saber interpretar el territorio" y más aún en Galicia, donde es "excepcional".

El empresario se arriesga al enfrentarse a proyectos especiales, como la rehabilitación de fábricas antiguas situadas en lugares "casi marginados" de la capital gallega y, puesto que a veces "hay proyectos que no cumplen determinadas normas que no tienen sentido", su compañía puede tardar varios años en obtener la licencia.

O, en el peor de los casos, tras haber construido un edificio, aparece una sentencia judicial que obliga al Ayuntamiento a derribarlo, como ocurrió con el de Ponte Sarela que, a pesar de no haber una sentencia firme, la impresión de Otero Pombo es que "acabarán echándola abajo".

"Me sorprende mucho que en la mayor parte de licencias de obras, incluso en las de más envergadura, todo se soluciona detrás de una mesa sin ir a ver los sitios y eso es una barbaridad", apuntó.

El perfil del comprador de los edificios que Otero Pombo y López Cotelo ejecutan es, sobre todo, el de alguien "interesado en la calidad de vida, que valora la vivienda desde que se acerca al lugar donde se hace".

El promotor reconoció que, a veces, debido al suelo donde se emplazan los edificios que trabaja, los costes de urbanización "son casi tan altos como los de construcción", y otras obras, como A Vaquería, se encarecen por la exclusividad del lugar, aunque indicó que su proyecto de Cubeiro incluye viviendas de protección oficial.

Al hilo de esta cuestión, opinó que es necesario que la Administración tramite "con más rapidez" el suelo para que sea "más asequible", algo que ve con más optimismo con la aprobación del Plan Sectorial de Vivienda Protegida en Galicia.

A partir de ahí, "el ciudadano tendrá más donde elegir y el promotor tendrá que preocuparse de ofrecer algo más que un habitáculo", indicó Otero Pombo, quien añadió que esa forma de entender el urbanismo es "tan común" en otros países que "ni hablan de ello", y que este "es el futuro" de la edificación en España.

El compostelano toma muchas referencias de sus viajes al extranjero desde que se dedica a hacer edificios de calidad y en consonancia con su territorio, aunque ahora son sus trabajos y, en consecuencia, Santiago de Compostela, los que despiertan la curiosidad en el exterior.

En cuanto a la crisis económica, Otero Pombo admitió que siente "preocupación", aunque es de los que prefieren ver "la botella medio llena" y aprovechar este momento para "analizar lo que se hizo mal".