Religiosos y cooperantes españoles intentan recuperar la normalidad en Goma

Goma (R.D.Congo).-  Cerca de 300 cooperantes españoles, en su mayoría religiosos, intentan reabrir sus centros y recuperar la normalidad de sus proyectos de ayuda a la población en la región de Kivu Norte, la más castigada por la guerra en el Congo.

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(EFE)

La secretaria de Estado de Cooperacion Internacional, Soraya Rodriguez (2ªd), conversa con un grupo de niños en un campo de refugiados de Kibati en Goma (Kivu Norte) durante su visita el jueves a la Republica Democratica del Congo.

Representantes de las distintas órdenes religiosas, ONG y españoles que trabajan con organismos internacionales como La Cruz Roja o ACNUR se reunieron con la secretaria española de Estado de Cooperación, Soraya Rodríguez, para explicarle su situación y proyectos, y pedir que el apoyo de la Administración no decaiga.

Entre los que acudieron a la cita se encontraba Juanjo Aguado, un jesuíta de 38 años, de Madrid, quien está al frente de un proyecto educativo del Servicio Jesuíta al Refugiado con centros en los campos de refugiados de Goma y en la región más al norte, en Rutshuru.

Realizan una labor de apoyo y refuerzo a las escuelas y centros educativos de la zona, no sólo en escuelas primarias sino también con programas de educación informal que consisten en cursos de cocina, costura, carpintería y electricidad, entre otros.

Explicó que con el proyecto de primaria apoyaban a 16 escuelas, con 8.000 niños.

Tras los ataques de las últimas semanas, cinco centros ya no son accesibles porque han quedado detrás de las líneas de las tropas rebeldes del Consejo Nacional para la Defensa de los Pueblos (CNDP), del general Laurent Nkunda, que lucha contra el Ejército del Congo, a las órdenes del presidente Joseph Kabila.

"Este lunes pensamos reabrir las escuelas. ¡A ver cuántos niños vienen a clase porque han huido miles!", dijo el jesuíta, cuyo primer paso será repartir cuadernos y bolígrafos "para recuperar la normalidad" y organizar un programa de comidas para alumnos y profesores.

También acudió a la reunión el hermano salesiano Mario Pérez, un venezolano que dirige el gran centro de acogida y formación Don Bosco Ngangi, donde unos 3.000 niños reciben educación primaria, secundaria y formación en carpintería, electricidad, costura y albañilería.

A estos 3.000, se suman unos 500 niños solos, huérfanos, abandonados o perdidos, que son internos del centro, al que de vez en cuando llegan niños soldados para rehacer sus vidas. Actualmente, el centro acoge a 68 de estos antiguos combatientes infantiles que han llegado aquí por medio de ACNUR o Cáritas.

El centro también cuenta con asistencia médica y psicológica, servicio de microcréditos y nutrición, y un pequeño centro médico que atiende a los 43 casos de cólera que se han producido en las últimas semanas.

Desde los ataques de finales de octubre, la comunidad se ha visto incrementada en unas 1.050 personas, la práctica totalidad mujeres y niños, desplazados por la violencia y que han buscado refugio con los hermanos salesianos, quienes han puesto la gran nave central y los campos de baloncesto a disposición de los recién llegados.

En Goma también siguen trabajando las Religiosas de San José de Gerona, compañeras de la hermana Presentación, la monja española que perdió las dos piernas por una bomba en los enfrentamientos de finales de octubre.

La hermana Felisa de Hoyo, de la localidad burgalesa de Aguilar de Bureba, quien se refugió en Ruanda con el resto de las religiosas tras aquel ataque contra la casa de la congregación en la localidad de Rubare, regresó el pasado miércoles para reabrir el centro de formación que la congregación tiene en Goma.

La casa de Rubare, localidad de Rutshuru, al norte de Kivu Norte, "ha quedado completamente destrozada, gracias a Dios el centro médico sigue abierto y funcionando para ayudar a todos los que se han quedado a pesar de los ataques", explicó Felisa.

"La situación está muy grave, tiran por todas partes, pero yo pienso seguir ayudando en lo que pueda; estoy bien y tranquila", dijo la religiosa, quien subrayó que pese al ataque la congregación piensa "seguir adelante con el trabajo que empezó la hermana Presentación".