Primero fueron las elecciones primarias. Su verborrea, sus elocuentes discursos, su ritmo narrativo, encumbraron a Obama por encima de Hillary Clinton a la candidatura demócrata. La segunda parte fue la campaña electoral en sí. El antagonista del prota se llamaba McCain y también tenía su propia historia, pero, como en todo guión escrito por un contador de historias amigo del protagonista, el que mejor cae es el propio protagonista y eso sucede porque la audiencia se identifica más con él, porque su trama personal le llega más hondo, porque sabe poner los puntos de giro donde provoquen cambios emocionales en los propios espectadores. Así es, hoy en día, para ser presidente de Estados Unidos, hace falta tener un buen guionista, una persona que dosifique adecuadamente el tipo de información que los personajes dan, que organice el tempo narrativo de la historia que se quiere contar y, sobre todo, que utilice los diálogos más apropiados en cada instante.
Imágenes de la entrevista con Jon Favreau en wbz.
En el caso de Obama, flamante futuro presidente del todavía país más poderoso del mundo pese a la crisis, ese guionista, aunque en la sombra, tiene nombres y apellidos. Se llama Jon Favreau y sólo tiene 26 años. Es el jefe de redacción de los discursos del candidato demócrata, el que dosifica cuándo, dónde y en qué momento de la trama se deben alcanzar picos de audiencia. El que inventa o descubre los ganchos. No confundir juventud e inexperiencia con incapacidad. Recordemos que numerosas series de televisión tienen equipos de guionistas de edades en torno a los 30 años. Algunos lo llaman frescura, modernidad, romper moldes. Si algo, desde luego, ha hecho la pasada campaña electoral demócrata ha sido contar una historia nueva, la del negro que llega a presidente de Estados Unidos. Por cierto, no confundir al joven Jon Favreau, redactor de discursos de un tal Obama, con el ya experimentado actor, guionista y director del mismo nombre, pero nacido 15 años antes, conocido por series y películas como ‘Seinfeld’ (1994), ‘Swingers’ (1996), ‘Very bad things’ (1998), ‘Daredevil’ (2003) o ‘Iron man’ (2008).
No hay nada más importante que una historia, ya que ésta llega mucho más al espectador, comprador o votante que un slogan publicitario o una marca. Y sin duda Barack Obama tiene una historia
La conclusión es que lo último en marketing es que la realidad imite a la ficción (y no al revés). Es lo que los americanos han dado en llamar el ‘Storytelling’. No hay nada más importante que una historia, ya que ésta llega mucho más al espectador, comprador o votante que un slogan publicitario o una marca. De esta forma ‘las sagradas normas de la narración’, conocidas a la perfección por los contadores de historias, que grosso modo son guionistas y escritores, llegan al campo del marketing, con sus tres actos, sus puntos de giro, sus ganchos y sus conflictos emocionales. ¿Por qué ha ganado Obama las elecciones? Aparte de por la incapacidad del partido rival, por el lastre de los últimos ocho años de Gobierno de Bush, porque la historia que se ha contado de John McCain por un lado no era una historia definida ni tenía un objetivo claro (como sucede con los personajes planos) y, porque, probablemente, el guionista de Obama, Favreau, supo contar mejor lo que tenía entre manos y su historia consiguió llegar emocionalmente al espectador.
Favreau mismo lo contó en uno de los discursos de Obama. Discurso en el que, evidentemente, previó en qué momento los asistentes aplaudirían, con qué frase debían soltar una carcajada, a qué altura se sentirían identificados con el orador y con qué punto de giro se emocionarían. El guión que Favreau tenía en su cabeza y transmitió al futuro presidente, y en el que se encontraban todas las claves de su estrategia, pudo ser tal que así:
OBAMA, situado en el atril de los oradores, tiene a todo un público expectante ante sus palabras. Se mesa el cabello. Chasquea la lengua. Levanta la mirada hacia el repleto auditorio. Los hace suyos.
OBAMA: "Todo el mundo aquí tiene una historia. Aunque tus padres y tus abuelos nacieran aquí. Todos amamos este país, no importa donde vivas, no importa de dónde vengas".
En este momento, todo el auditorio empieza a gritar enfervorizadamente: "USA, USA".
OBAMA: "A lo mejor tus padres no tuvieron el derecho a votar, pero se decían a sí mismos, ¿sabes qué? Si trabajo duro, si estoy deseando luchar y pelear, entonces quizás algún día mi hijo corra hacia el Congreso, después quizás consiga ser senador de los Estados Unidos. Quizá, además, con el tiempo, consiga ser presidente del país más poderoso del mundo".
Aplausos enfervorizados, el público está a sus pies.
Discurso de la victoria de Barack Obama en Chicago (con traductor al español).
Y sí, todo el mundo tiene una historia y la de Obama, contada, verídica o de forma inventada, expuesta desde las bases del lenguaje narrativo, ha sido la mejor para ganar las elecciones un mes de noviembre de 2008, la del negro que podía llegar a ser presidente de Estados Unidos, con su paupérrima familia en Kenya, su abuela blanca al borde de la muerte durante la campaña (falleció la víspera de las elecciones), su pasado como trabajador social en los barrios más humildes de Chicago, la de ese triste periodo en Nueva York, su renuncia a un gran sueldo para trabajar en la comunidad. Obama es, en definitiva, un gran personaje digno de haber salido de la mente del gran Aaron Sorkin, ideólogo y guionista de ‘El ala oeste de la Casa Blanca’ o de otras películas como ‘Algunos hombres buenos’, en cuyos diálogos, discursos, estructuras y golpes de efecto se fijó, a buen seguro, el joven Fravreau y su equipo.
Obama es un gran personaje y su historia ha sido la mejor: la del negro que podía llegar a presidente, con su paupérrima familia en Kenya, su pasado como trabajador social, su renuncia a un gran sueldo para trabajar en la comunidad...
De ese relato interesado, el espectador (votante), bien conducido, extrae varias conclusiones y principios: Obama es el ejemplo de alguien que procede de los orígenes más humildes, del continente más pobre, de la raza más marginada, y puede llegar a gobernar el más poderoso de los países. Es, en definitiva, la esperanza y el cambio personificados. Este ideario procedente de la narración de ficción, en un contexto constantemente vivo como es la propia vida, tiene un punto peligroso. La realidad y la ficción... ¿Qué es realidad y qué es ficción?
No hay nada más manipulador que un buen guionista. Y Jon Favreau podría perfectamente ser fichado por la HBO para su próximo proyecto televisivo de tema político, pero su futuro es otro. Tras desencantarse de la política muy joven, haciendo prácticas en la campaña electoral de John Kerry hace cuatro años, y ser reclutado por Obama para liderar su proyecto narrativo, Jon suena en las quinielas como un futuro cargo de la Administración Obama, posiblemente en calidad de asesor. Puede que el guionista, que sí lo es, está claro que lo es las 24 horas del día, esté maquinando en su mente la tercera temporada de la serie ‘Obama’: 'La Presidencia', donde el protagonista tendrá que lidiar con potentes conflictos dramáticos, como la demoledora crisis económica, la futura posición bélica de Estados Unidos en el mundo, la posible (y deseada) reforma del sistema financiero mundial o la política de Obama de cara a las minorías, formando él parte de una de ellas. Los espectadores estamos ansiosos por presenciar cómo se resuelven todas estas tramas.
*Luis Murillo Arias es periodista y guionista de televisión.
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La gran creación de este guionista ha sido reescribir el sueño americano +
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Citar este verso de Machado no puede ser más ocurrente al hablar de Mariano Rajoy. Tras la renuncia de Zapatero y las voces que señalan que la estrategia popular podría verse dañada, es necesario preguntarse algo. ¿Ha hecho camino Rajoy? ¿Se ha preparado para ser presidente? Quizás la respuesta sorprenda.
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Son los cien primeros, como podrían ser doscientos o diez. Lo importante es el concepto. La idea de tener unos días para llevar a cabo la transición desde la oposición al gobierno. Del banquillo, a llevar el dorsal titular. Nunca tendremos una segunda oportunidad de crear una buena primera impresión. Y los cien primeros días son esa primera impresión. Veamos su importancia.
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