Sarkozy, mon amour

Hoy lunes, 'Txeroki' en bandeja. El pasado sábado, una silla en la cumbre del G-20. ¿Acaso hacen falta más pruebas del 'affaire' que viven Zapatero y el presidente francés, con permiso de Sonsoles y Carla? Los gestos de complicidad se suceden cuando se encuentran en público. Están en sintonía. Una relación que ha necesitado su tiempo y sobre todo, que ETA atentara en el hasta hace un año vedado territorio francés.

"Los terroristas no tienen derecho de morada en el territorio de la República francesa". Sarkozy pronunció esta frase, clara y directa, dirigida a ETA a los 100 días de estrenarse como presidente, y lo hizo desde el tradicional refugio de la banda, el País Vasco francés. En esa visita a Bayona en agosto de 2007, le acompañaba la entonces recién nombrada ministra de Interior, Michele Alliot-Marie. Ambos conocían de primera mano el problema. Ella fue alcaldesa de San Juan de Luz de 1992 a 2002 y antes consejera general de Biarritz.. Él, ministro de Interior de Francia desde mayo de 2005 hasta marzo de 2007 durante la presidencia de Jacques Chirac, su predecesor. Justo en 2007 se habían triplicado los atentados contra objetivos inmobiliarios y turísticos en esa zona limítrofe. Y hasta ahí se podía llegar. El suelo francés es intocable. Batasuna, además, comienza a sembrar cizaña en el país vecino, donde no está ilegalizada, y se dedica a organizar manifestaciones reclamando la independencia del País Vasco francés.

"No hay precedentes de tanta cordialidad, de tanto entendimiento y de tantas ganas de hacer cosas juntos", reconoció Zapatero el pasado mes de enero tras concretar un intenso acuerdo en lucha antiterrorista en la XX Cumbre Franco-Española. Sólo un mes antes, el 1 de diciembre de 2007, dos guardias civiles habían sido asesinados en Capbreton. Fue el primer atentado con víctimas que se producía en Francia. La respuesta fue instantánea. Diez días después, Saioa Sánchez Iturregi y Asier Bengoa López de Armentia eran detenidos, acusados de matar a Raúl Centeno y Fernando Trapero. Faltaba uno, 'Txeroki'. A Garikoitz Aspiazu, 'Txeroki', se le considera jefe de los comandos de ETA durante los últimos cinco años. Sarkozy se la tenía jurada: "Ninguna organización terrorista podrá asesinar en territorio francés sin asumir el riesgo de ser detenida y condenada de forma muy severa". El 21 de mayo el considerado número uno de la banda, Francisco Javier López Peña, 'Thierry', salió esposado de su apartamento de Burdeos con su polo de Lacoste y su cara de no creerse lo que estaba pasando.

'Sarko' se ha convertido en el único capaz de sacar a Zapatero de las tinieblas que le envolvían desde que antes de irse de vacaciones estivales comprendió el verdadero alcance de la crisis. Las últimas dos ruedas de prensa gloriosas del presidente español se las debe al marido de Carla Bruni. El sábado 8 de noviembre pudo presumir en la puerta de La Moncloa de tener una silla en el G-20 y esta misma mañana ha protagonizado el primer relato de la detención de 'Txeroki'. El clímax de la relación se vivió el fin de semana en Washington ante los micrófonos. "Apoyo demasiado a los españoles", confesó el líder francés. A lo que Zapatero replicó: "Yo siempre me fío del señor Sarkozy".

Sabemos los favores que debe Zapatero al presidente francés, pero ignoramos el precio. Aunque en vista de los acontecimientos podría tratarse de un pago intelectual. Hasta en el Economist se han percatado del ramalazo socialista que invade a este político de centro-derecha, al que la intelectualidad patria daba la espalda horrorizada por su populismo y demagogia. '¿Es Sarkozy un socialista en el armario?', titula la prestigiosa revista británica en el último número.

Puede que la recesión internacional haya rebajado el liberalismo de mercado. Pero ese proteccionismo, esas medidas sociales en apoyo de los más desfavorecidos, también podrían ser influencia directa de Zapatero...

Antes de ser elegido presidente, Sarkozy ya declaró en el semario 'Paris Match' su admiración por Zapatero: "Posee la ciencia de la opinión", dijo. Y demostró que no era sólo palabrería cuando se plantó en la base de Torrejón de Ardoz, hace justo un año, con las cuatro azafatas españolas que estuvieron detenidas en Chad. Formaban parte de la tripulación que el avión de la ONG 'El arca de Zoe' iba a utilizar para sacar ilegalmente a más de 100 niños del país africano y se las entregó en mano. Atras quedaba su primer desencuentro en septiembre de 2006. Sarkozy, entonces ministro de interior, criticó la masiva regularización de inmigrantes realizada por el Gobierno español y Zapatero le echó en cara los violentos disturbios padecidos en las barrios de París. Nada que no se pudiera enderezar. Y hasta hoy dura el influjo. El mismo líder socialista alemán en el Parlamento Europeo, Martin Schulz, ha felicitado a Sarkozy por hablar como un auténtico socialista. Lo que no pueda cambiar el amor...