Yo practico el 'staycation'; vamos, que me quedo en casa estas vacaciones

En tus próximas libranzas deja la maleta en el armario y quédate en tu casa, aunque te llegue la pasta. No serás un cutre, ni un cateto de miras cortas. Todo lo contrario, estarás practicando lo último en vacaciones: el 'staycation'.

Coge tu cámara y haz de guiri en tu propia ciudad.

Efectivamente se trata de un caso más de esa moda que consiste en poner un nombre que suene moderno a cosas que existen de toda la vida para darle otro aire. El término, un híbrido entre stay (quedarse) y vacation (vacaciones), se acuñó hace ya un par de años, pero ha sido este verano cuando ha empezado a ponerse de moda entre los estadounidenses. En su auge tiene mucho que ver la crisis: no hay dinero, no hay viaje en vacaciones. Pero no caigamos en la simpleza, el concepto no se queda ahí, sino que hace referencia a una nueva tendencia turística —dice el sector hostelero— que consiste en sacarle partido a tu entorno: tu casa, tu pareja, tu perro, tu ciudad, los libros que tienes pendientes de leer, el parque que ha dejado tan bonito el ayuntamiento, el restaurante ése al que no has podido ir porque nunca te acuerdas de reservar con tiempo...

Esto sí que es turismo interno. A aerolíneas y agencias de viaje la tendencia no les hace mucha gracia y contraatacan con ofertas. "Sabemos que los hábitos están cambiando y que la crisis influye por eso adaptamos nuestras ofertas a los nuevos tiempos", explican desde Iberia.

Unos le temen y otros se frotan las manos: en Estados Unidos se ha disparado la venta de piscinas desmontables y otros productos para el jardín. Se ha puesto de moda también cultivar tu propio huerto y se abre una brecha para dedicar más tiempo a practicar ejercicio físico, a desarrollar actividades culturales y a redescubrir el entorno. Sectores del ocio como los balnearios urbanos o los cines pueden aprovechar también este tirón.

Coge con ganas tu casa.

Carmen Bizot, de 29 años, ha probado el 'staycation' este verano. "Me encanta viajar y aprovecho siempre que puedo. Pero el verano pasado no tenía un duro. Y aunque siempre hay opciones para viajar barato, no me apetecía. Este año he parado poco en casa y justo era eso lo que me pedía el cuerpo". Dicho y hecho. Carmen se desentendió de aeropuertos, hoteles y guías de viaje y consagró sus tres semanas a dormir, leer, pasear, jugar con su perro e ir al cine. Sólo hizo dos escapadas de un par de días a Extremadura y Logroño. "En tres semanas con ese plan te da tiempo a aburrirte un poco y eso es buenísimo", remata.

Por apetencia o por necesidad, los casos como el de Carmen van en aumento también en España, donde el término 'staycation' se ha tratado de traducir como 'quedaciones', pero casi que nos quedamos con el palabro inglés para lo que resta de artículo.

La hostelería toma nota

El gremio hostelero se ha quedado con la copla del 'staycation' y ha empezado a reaccionar. Precisamente este sector sobre el que se ciernen las pérdidas y las incertidumbre no se puede puede permitir dejar volar oportunidades y ya está ofreciendo paquetes especiales y pequeños caprichos para los que se quedan pero no renuncian al descanso, la desconexión y el disfrute.

"Tradicionalmente los hoteles se dirigían exclusivamente a un mercado de habitaciones. Últimamente también nos dirigimos a la gente de la propia ciudad en la que nos encontramos", explica Paloma García, del departamento de Relaciones Públicas del hotel Palace de Madrid.

Este histórico hotel de la capital organiza desde veladas de partido y copa en el bar del hotel durante el Mundial o los Juegos Olímpicos hasta paquetes especiales para atraer a jóvenes, como el paquete 35-35: cenas y comidas para menores de 35 años por menos de 35 euros. Aunque, sin duda, el que más éxitos cosecha es el Ópera Brunch, en el que casan el desayuno-almuerzo del domingo por la mañana con la ópera.

Y aunque parezca descabellado, también existen ofertas para que te alojes en un hotel a 15 minutos de tu casa. Paquetes de noche más algún extra, como un masaje o un baño en el spa. Te quedas en la ciudad, pero te puedes permitir un capricho o incluso te puedes sumergir en la vida del guiri y dejarte caer por esos lugares turísticos de la ciudad a los que no terminas de hacerle un hueco en tu agenda. Como el Palacio Real en Madrid o la Sagrada Familia en Barcelona. Coge la cámara y hazle fotos a tu ciudad, sin vergüenza ninguna.

En fin, las opciones son variopintas y de precios variados. Hay mil formas de ejercer el 'staycation' y, si no, siempre puedes quedarte en casa y punto.