Washington.- Joseph Biden recibirá el cargo de vicepresidente de uno de los políticos más poderosos que ha ocupado el puesto, Dick Cheney, y tendrá que delimitar su papel, a la sombra de un neófito como Barack Obama.
Joseph Biden recibirá el cargo de vicepresidente de uno de los políticos más poderosos que ha ocupado el puesto, Dick Cheney.
Dick "Cheney ha sido probablemente el vicepresidente más peligroso que hemos tenido en la historia", dijo Biden en su único debate frente a su rival republicana, Sarah Palin.
Biden le ha acusado además de querer "agrandar el poder" de la Casa Blanca al decir que el vicepresidente forma parte del poder Legislativo y no del Ejecutivo, en un intento de no rendir cuentas sobre sus actividades.
Paradójicamente, el perfil de Biden se parece al de Cheney. Ambos son veteranos de muchas lides políticas, jugadores consumados del ajedrez del poder en Washington y elegidos para la vicepresidencia por candidatos con pocas tablas en la política nacional.
Como Cheney a George W. Bush, Biden da a Obama una experiencia sólida, especialmente en política exterior, que es lo que le falta a un hombre que hace cuatro años era tan sólo un senador estatal en Illinois.
Eso le coloca en la extraña posición de embarcarse en la tarea de cambiar la forma en la que funciona Washington, la gran promesa de Obama, pese a que él mismo ha sido durante décadas un operador hábil de los hilos de la política.
Pero el senador de Illinois vio en él cualidades que compensan la contradicción.
Católico, 65 años, y profesor de Derecho Constitucional en el estado de Delaware en sus ratos libres, Biden nació en una familia humilde -su padre era vendedor de automóviles-, lo que le ha ganado tirón con los votantes blancos de clase trabajadora, los mismos que apoyaron mayoritariamente a Hillary Clinton en las primarias.
Aunque en el Senado representa al pequeño estado de Delaware, es oriundo de Scranton, en Pensilvania, uno de los Estados donde republicanos y demócratas estaban empatados.
También cuenta con una historia personal de dedicación y perseverancia.
Biden superó la tartamudez que le hacía enrojecer cuando niño y también una tragedia de las que pueden hundir a otros, cuando a los 29 años, mientras saboreaba su elección como senador, su mujer y su hija murieron en un accidente de tráfico causado por un conductor borracho.
Él no se ahogó en la amargura y se volcó en los otros dos hijos de la pareja, heridos en el mismo accidente.
Biden recordó esos momentos en el debate con Palin, después de que ella sacara a colación reiteradamente su papel de madre de cinco hijos como muestra de que entendía las preocupaciones de las personas comunes.
"Yo sé lo que es ser un padre solo -dijo Biden-. Mi mujer y mi hija murieron, y mis dos hijos resultaron gravemente heridos, y entiendo lo que siente un padre cuando se pregunta si su hijo crecerá bien", afirmó, mientras contenía las lágrimas.
Biden juró el cargo de senador al pie de la cama de sus hijos.
Su periplo electoral no ha estado exento de los pequeños errores por los que es famoso.
En septiembre, al defender a Hillary Clinton de los insultos de un votante, llegó a afirmar que podría haber sido una candidata a la vicepresidencia mejor que él.
Y hace unos días predijo que una crisis internacional pondría a prueba a Obama en los primeros seis meses como presidente.
Sus rivales no desaprovecharon la oportunidad. "El senador Biden ha garantizado que si el senador Obama es elegido, tendremos una crisis internacional que pondrá a prueba al nuevo presidente", dijo en un mitin el candidato republicano, John McCain, quien señaló que Estados Unidos no necesita un presidente "que incite una prueba".
Pese a esos episodios, Biden pasó por la campaña sin llamar la atención de la prensa nacional, aunque ha acaparando titulares en los medios de las ciudades por donde ha pasado con sus ataques sin perder la sonrisa contra McCain, a quien llamaba "amigo" al tiempo que destrozaba sus posturas sobre la economía.
Biden intentó la presidencia dos veces, la primera en 1988 y la segunda este mismo año, aunque nunca pasó de las primeras etapas de las primarias de su partido.
Durante su primera tentativa se descubrió que plagió un discurso, un borrón en su expediente que lo ha perseguido desde entonces.
En esta segunda ocasión protagonizó algunos encontronazos con Obama, al que criticó por su falta de experiencia.
El senador se casó de nuevo en 1977 y tiene otra hija, Ashley, una trabajadora social. En 1988 sufrió dos aneurismas que casi acabaron con su vida, pero se recuperó.
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