Francia apoya la presencia de España en la cumbre y busca una solución imaginativa

Biarritz (Francia).-  El ministro francés de Asuntos Europeos, Jean-Pierre Jouyet, reafirmó hoy el apoyo de su país para que España esté en la cumbre de Washington del próximo día 15 y señaló que ahora hay que buscar soluciones imaginativas para su incorporación, puesto que no pertenece al G20.

"España tiene vocación" de estar en la cumbre sobre la reforma del sistema financiero internacional "en tanto que potencia financiera y económica importante", subrayó Jouyet a la prensa en la primera jornada del Foro de Biarritz, en el País Vasco francés.

Insistió en que partiendo de ese principio "luego hay que demostrar imaginación", antes de repetir que "Francia apoya la participación de España en el G20" y que a él siempre le ha "parecido anormal que España no esté" en esa instancia que reúne a los países del G7, así como a las principales economías emergentes.

El ministro francés no dio más explicaciones sobre las soluciones que se están barajando, después de que la semana pasada la prensa francesa aludiera a la posibilidad de que Francia cediera a España una de las dos invitaciones que tiene para el encuentro de Washington, una como Estado miembro del G7 y otra en tanto que ejerce este semestre la presidencia de la UE.

Fuentes diplomáticas francesas, que no descartaron esa hipótesis, señalaron que en cualquier caso no corresponde a Francia hacer el anuncio de una participación española, sino al país anfitrión, Estados Unidos, o a la propia España.

En términos más generales, durante su discurso en la primera sesión del Foro de Biarritz, el ministro francés dijo que su país está a favor del "reconocimiento de los países emergentes" en instancias internacionales como el Consejo de Seguridad de la ONU y el G7.

Por otro lado, Jouyet se mostró optimista sobre la posibilidad de lograr un compromiso sobre la atribución de la sede de la Unión por el Mediterráneo a Barcelona, que es una de las principales candidatas junto a Túnez.

"Espero que se encontrará un equilibrio global entre un secretariado que se situaría en Barcelona, un secretario general que vendría de un país del sur, del Magreb, y una copresidencia" que se repartirían Egipto y un país ribereño del norte, inicialmente Francia y luego España en 2010, argumentó el responsable francés de Asuntos Europeos.