Está en todas partes. Incluso intentando abanderar la petición de un importante grupo de cocineros que apoyan la iniciativa de que la cocina francesa se inscriba como primer bien inmaterial del Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO. Los glotonios, que tenemos buena memoria, recordamos algo que ya dijimos en su momento:
Hace unos días un reputado filósofo dijo en la cadena FR3: "Bueno ya lo elegimos: ya tenemos Presidente para 5 años. Ahora nadie lo quiere. ¿Qué hacemos con él? ¿Matarlo?". Resumía de forma cruel la amargura y la decepción que sufren los ciudadanos franceses con su Presidente, que lejos de enderezar la economía —se creía que era su principal baza—, sigue desarticulando al tuntún las bondades tradicionales de la República, mientras la gente se las ve canutas para llegar a fin de mes.
Pero más allá de esta cuestión evidente que con ingenua mirada de turista se puede apreciar, hay matices y runrrunes más sutiles que están perjudicando, aún más si cabe, al Gran Patriota Sarko. Es bien sabido que para un francés no hay mejor ave que una poularda de Bresse, ni mejor vino, foie-gras, queso, cognac o champagne, que el suyo propio. Su comportamiento es ejemplar en el consumo de la producción autóctona, y eso ha hecho que infinidad de productos franceses hayan sido líderes en el deseo del mundo: autos, moda, arte, gastronomía... Bajo el hedonismo francés y el gusto por las cosas de calidad, también existe, efectivamente, cierto orgullo patrio que acaba, en definitiva, moviendo su economía.
Preguntado por su plato favorito, el anterior Presidente, Chirac, respondía: cabeza de ternera. Un plato muy francés, cocinado inmemorialmente por las abuelas francesas, aunque es cierto que Flaubert hablaba de cierto origen británico en su Educación sentimental. Preguntado por la misma cuestión, Sarkozy ha respondido: fondue. Que lo que más le gusta es la dichosa fondue. Una preparación de origen suizo o saboyano, muy extendida en Francia. El francés de a pie, hace fondue en vacaciones y cuando siente pereza o tiene ganas de jauja. Pero la fondue no es considerado plato de ringorrango. Sarkozy se lo zampa con Johnny Hallyday en la estación de esquí de Gstaad —también en Suiza—, mientras se broncea de lo lindo. Nadie lo dice, pero una cosa así no se la perdonarán nunca, ni que porte moda y complementos anglosajones (Ray Ban, Ralph Laurent...). Debería aprender de Tony Blair, quien dijo que le encantan los fish and chips, o de Boris Eltsin que adoraba el pastel de berza, o de Helmut Kohl, con su tendencia hacia la trucha rellena... En fin. Tampoco le perdonan, claro, que haya convertido en Primera Dama a una extranjera cantante y muchas cosas más. Pero lo que marcó su sentencia de muerte (como patriota, quiero decir), fue una declaración que no se la creyó ni su tía, pero que la hizo, vaya que si la hizo: "Jamás pruebo una gota de alcohol". Encolerizó con ello a más de medio país y a miles de productores de excelente vino. Afortunadamente Francia no está preparada para soportar un Presidente tan pocopatrias y, sobre todo, abstemio. Tiempo al tiempo.
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David de Jorge y Hasier Etxeberria, autores del libro "Porca Memoria" (Ed. RBA), publican y guardan aquí sus inspiraciones gastroliterarias. O algo así.
Recuerdo haber leido que al presidente Aznar le gustaban los macarrones (de pasta, no los franceses) y los filetes de jamón y queso. +
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Citar este verso de Machado no puede ser más ocurrente al hablar de Mariano Rajoy. Tras la renuncia de Zapatero y las voces que señalan que la estrategia popular podría verse dañada, es necesario preguntarse algo. ¿Ha hecho camino Rajoy? ¿Se ha preparado para ser presidente? Quizás la respuesta sorprenda.
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“Algunos luchamos por tener los pies en suelo.” Lo decía ayer en su Twitter Raül Romeva, uno de los cuatro eurodiputados españoles (Oriol Junqueras, de ERC, Ramon Tremosa, de CiU, Rosa Estarás del PP y él, de ICV) que apoyaron la enmienda para evitar que el presupuesto comunitario de 2012 contemple los vuelos en primera clase de los parlamentarios europeos. No era una excepción. Lo escribía ahí porque es lo que hace siempre: ser transparente.
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Son los cien primeros, como podrían ser doscientos o diez. Lo importante es el concepto. La idea de tener unos días para llevar a cabo la transición desde la oposición al gobierno. Del banquillo, a llevar el dorsal titular. Nunca tendremos una segunda oportunidad de crear una buena primera impresión. Y los cien primeros días son esa primera impresión. Veamos su importancia.
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“Os propongo que sea el Comité Federal, en la próxima reunión que tengamos, después de las elecciones autonómicas y municipales, el que fije el momento de activar el proceso de primarias previsto en los Estatutos del partido para elegir nuestra candidatura a las próximas elecciones generales.” De esta manera, Zapatero ha puesto las primarias en el punto de mira tras anunciar que no será candidato a la reelección. Tras este anuncio, observamos algunas reflexiones sobre el proceso
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