Ingredientes imprescindibles en la receta anticrisis de Trichet

Se busca la receta mágica contra la crisis. Se aceptan sugerencias sobre medidas de urgencia del tipo inyecciones de dinero, garantías de depósitos a los ahorradores y rebajas de tipos de interés, pero sobre todo, se necesitan fórmulas para el futuro con modelos que permitan hacer las cosas menos mal.

Emilio Naranjo (EFE)

A Trichet le tocó de compañera de mantel Esperanza Aguirre.

El G-20 (¿con España o sin España?) se reúne el 15 de noviembre en Washington para meterle mano a la crisis. Prometen que no se quedarán en la cháchara y que adoptarán decisiones. Deberán darle vueltas a temas como la necesidad de una supervisión internacional de los mercados financieros, la regulación de los fondos de alto riesgo o la remuneración de los altos ejecutivos, para empezar. Pero probablemente agradezcan más ideas, aportaciones ingeniosas o de sentido común aplastante.

Del G-20 al panadero de tu calle pasando por Michael Moore, casi todo el mundo tiene alguna -en principio- buena idea para encaminar la economía mundial. El presidente del Banco Central Europeo, que ha pasado por Madrid, aporta también sus sugerencias. Ha sido en un almuerzo informativo en el que ha coincidido con banqueros, políticos y prensa.

La autoridad moneteria europea venía a España a hablar del euro, pero todo el mundo quería oír hablar de la crisis. Y la prensa quería además una noticia, claro. Él lo sabía y traía un regalito preparado para no defraudar a su auditorio. Dio una 'casi' noticia: si la inflación lo permite se producirá una nueva bajada de tipos de interés en noviembre.

Y siguió entrando en la crisis: en las medidas que se han tomado y en las que se deben tomar. En el corto plazo y en el largo. En los parches y las medidas preventivas. Pero para empezar, se resisitó a la autocrítica cuando se le preguntó si tiene que admitir algún error de gestión. Todo lo contrario, Trichet muestra su satisfacción por la rápida reacción y las medidas adoptadas por el BCE.

Pero, a lo que vamos. Trichet miró adelante, y aportó sugerencias a la receta que hay que empezar a cocinar para arreglar el desaguisado global. Los ingredientes que Trichet propone son:

• Nada de tabúes ni de cabezas de turco. En el proceso de reforma del sistema financiero "Nada debe ser dejado de lado: ni agentes del sector privado, ni gobiernos... Hay que verlo todo en conjunto". Y no deben buscarse tampoco cabezas de turco (léase agencias de rating o calificación) o chivo expiatorio (léase autoridades gubernamentales)".
• Transparencia. Es quizá uno de los ingredientes más demandados en las aguas revueltas de la economía. Trichet también la ha abanderado y ha hecho hincapié en la necesidad de que cunda en las instituciones, en los mercados y en los instrumentos financieros. La falta de transparencia ha sido uno de los caldos de cultivo de crisis como la asiática de finales de los años 90 y también en buena medida de la que hoy vivimos, con las subprime.
• Guerra a la prociclicidad. Esta palabra tan rara viene a referirse a la tendencia cíclica del sistema financiero. Trichet apuesta por trabajar para eliminar los vaivenes de los ciclos económicos que arrastran a bancos, empresas, etc.
• Combatir las miradas a muy corto plazo. Existe una tendencia clara, según el mandamás del BCE, "a acortar el horizonte" y esto tiene mucho que ver con la prociclicidad. Trichet viene a decirnos que mire usted un poquito más allá, vamos, que no se quede usted sólo con sus cálculos para el próximo trimestre, que haga cuentas a largo plazo.
• Más disciplina en las macropolíticas. Trichet sostiene que hay que introducir o reintroducir, según el caso, más orden y rigor en políticas fiscales, políticas de supervisión, etc.