Los argentinos, 'doctorados' en enfrentarse a las crisis

BUENOS AIRES (ARGENTINA).-  "Aquí la vida siempre sigue", me comenta un mozo de la cafetería Mundo Argentino, y me pasa un montón de periódicos con titulares económicos. La televisión del lugar transmite desde la Bolsa de Valores y en un recuadro de la pantalla aparecen las variaciones online del índice Merval, el precio del dólar y el riesgo país. En lo que dura mi café cortado con dos medialunas, el riesgo país argentino aumenta un 2%.

(EFE)

Atentos en la Bolsa de Buenos Aires.

Los medios extranjeros hablan de una crisis económica severa, de un nuevo colapso de credibilidad financiera, de la repentina ola de nacionalizaciones por parte del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (hace unas semanas fue Aerolíneas Argentinas, ahora son las pensiones). Sin embargo, acá adentro, la situación se vive de manera diferente: el argentino medio se ha doctorado en enfrentar crisis, y ya no se alarma tan fácil. Es más, durante los peores días del desastre bursátil en Estados Unidos, era común escuchar a los porteños (incluyendo los que tienen un micrófono en radio o televisión) diciendo que ellos podrían ir a dar clases de cómo enfrentar la crisis económica, el riesgo de los ahorros y la vida en emergencia.

La caída pesada y brusca de las acciones en Madrid, de las empresas españolas con intereses en Argentina, ha sido apenas un dato dentro de una crisis económica mundial que el argentino medio vive con chistes y comenta con el café y relega a un segundo plano tras temas más importantes: la ola de inseguridad, el asesinato de un ingeniero en un asalto, la mala campaña de River Plate, la elección del próximo técnico de la Selección Nacional de Fútbol...

Es difícil que, alguna vez, el argentino medio se alarme porque las empresas españolas (con intereses aquí) bajen en picada. Es más, a más de alguno le puede alegrar la noticia. Hasta la caída de las Torres Gemelas, los medios estadounidenses no entendían por qué el mundo no los quería y los atacaba. Seguramente, el español medio no tiene idea de la fama de sus empresarios en Buenos Aires: el argentino medio suele opinar que las empresas en manos de españoles fueron todas conseguidas tras privatizaciones fraudulentas, y que ninguna empresa ha mejorado (por el contrario) después de quedar en poder de gerentes españoles.

El argentino medio está alerta, pero tranquilo. Más de la mitad está contra la gestión de Cristina F. de Kirchner, pero no hacen mucho más que verla caer en las encuestas. La privatización de las pensiones, aquí llamadas AFJP, divide las opiniones en la cafetería, pero no detiene el rumbo de la vida. En realidad, aquí casi nada la detiene. Los argentinos están acostumbrados a ser unos consentidos (aquí la carne es barata por derecho nacional, un pasaje en metro cuesta 18 centavos de euro, la educación escolar y universitaria es gratis, el gas y la gasolina están subvencionados), y sabe que, tarde o temprano, las cosas se van a solucionar. Por algún lado, pero lo peor va a pasar, hasta que llegue la próxima crisis que anuncie el fin del país. Una eterna tragicomedia donde, seguramente, está el encanto que me hizo venirme a vivir aquí.