La falta de autonomía económica retrasa la emancipación de los jóvenes vascos

Bilbao.-  Los jóvenes vascos se emancipan cada día más tarde debido a la dificultad de lograr una autonomía económica continuada que les permita mantener su propio hogar, según revela el estudio "Emancipación y precariedad en la juventud vasca: entre la anomia funcional y el cambio cultural".

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(EFE)

La portavoz del Gobierno vasco, Miren Azkarate.

El informe ha sido presentado hoy, en rueda de prensa en Bilbao, por la consejera de Cultura, Miren Azkarate, y el coautor del estudio, el catedrático de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid Alfonso Pérez-Agote.

Éste ha explicado que la emancipación requiere de cuatro factores: un trabajo estable, capacidad de autofinanciación, una casa y una pareja; y ha señalado que los jóvenes vascos logran aunar estos cuatro elementos "en torno a los treinta y tantos años".

De hecho, los jóvenes españoles, y entre ellos los vascos, son los más tardíos en emanciparse en Europa, junto con los italianos y los portugueses.

A la emancipación tardía contribuyen diversos factores, ha dicho Pérez-Agote, como la dificultad de insertarse en el mercado laboral y de hacerlo de manera estable, la escasez de ayudas institucionales, la cultura de la propiedad inmobiliaria en detrimento del alquiler y el carácter protector de las familias vascas, "más mediterráneas que nórdicas" y con padres "encantados de que los hijos estén en casa".

El difícil acceso al mercado laboral ha llevado a los jóvenes vascos a sobrevalorar la estabilidad en el trabajo y a que interioricen que la situación económica padece una crisis endémica, con independencia de que el ciclo esté al alza.

Pérez-Agote ha vaticinado que la actual crisis económica menguará las posibilidades de independizarse, ya que el mundo laboral será aún más precario.

La preferencia por la compra de una vivienda (76%) frente al alquiler (4,8%), junto con la temporalidad y precariedad en el trabajo, ha originado un nuevo fenómeno, como es la entrada y salida del hogar paterno en varias ocasiones. Esto ha convertido la emancipación en un proceso largo que puede prolongarse varios años.

Además, también se ha convertido en habitual que los padres presten ayuda financiera a sus hijos cuando éstos ya se han independizado.

La principal motivación de los jóvenes para independizarse es la búsqueda de privacidad y autonomía, un deseo más intenso en el caso de las chicas, lo que hace suponer, según Pérez-Agote, que ellas disponen de menos libertad y soportan un mayor peso en los trabajos domésticos.

Esto representa un cambio con relación a épocas anteriores, cuando los jóvenes se emancipaban para casarse o vivir en pareja.

A pesar de ello, la situación actual hace prácticamente imposible la emancipación en solitario, sin pareja, lo que significa que "se pasa de la dependencia económica de los padres a la dependencia económica de otro sueldo, el de la pareja".

En Euskadi, el 33,6% de los jóvenes de entre 25 y 29 años se ha independizado y, de ellos, el 70% vive con su pareja.

Otra de las consecuencias de la emancipación tardía es el retraso a la hora de casarse. En 1975, los chicos se casaban a los 27 y las chicas a los 24, mientras que en 2005 ellos se casan a los 33 y ellas a los 30.

En cualquier caso, el número de matrimonios se ha reducido, lo que obedece, según el estudio, a un creciente proceso de secularización (el 60% de los jóvenes son ateos, agnósticos o indiferentes).