Rajoy vuelve a ser carne fresca

Se abre la veda de nuevo contra Rajoy. Al líder del PP le ha traicionado la boca y sus enemigos de filas se frotan las manos con la jugosa metedura de pata. La euforia con que el presidente y su equipo habían arrancado el curso, se congela.

(EFE)

Las voces críticas apuntan de nuevo a Rajoy.

Siéntate a las puertas del PP y verás pasar el cadáver de tu presidente. Ahora que los detractores internos de Rajoy habían silenciado el combate, va él solito y se estrella justo con uno de los estandartes que defiende su grupo. La patria y la bandera, los símbolos a los que se aferra toda una facción de sus afiliados, resulta que aburren a Rajoy. Parecía que los vencidos en el Congreso que el PP celebró el pasado junio se habían retirado, pero en realidad sólo estaban agazapados, esperando el más mínimo fallo para lanzarse a degüello.

Los medios de comunicación que durante meses pidieron a gritos la cabeza del líder de la oposición tras perder las elecciones de marzo han sido los primeros en diseccionar las fatales palabras. Rajoy, por lo pronto, volvía a ser carne fresca para El Mundo y la COPE. Esta mañana Federico Jimenez Losantos recalcaba esa fama de estar poco o nada interesado por la política. En el periódico que dirige Pedro J. Ramirez, el editorial titulado 'Lo que Rajoy guarda en su corazón' se centraba también en su apatía: 'Y es que el mismo Rajoy que hace exactamente un año exhortaba a los españoles a aprovechar el 12 de octubre para hacer "algún gesto que muestre lo que guardan en su corazón", demostraba ayer que lo que hay en el suyo es desgana y desdén hacia los actos más relevantes de este día, una actitud que refuerza su fama de persona poco comprometida con lo que hace'.

Además, le acusaba de fariseo. Una característica, por otra parte, bastante común a la clase política. Resulta habitual escuchar en los corrillos del Congreso comentarios que helarían la sangre de los ciudadanos si tuvieran la oportunidad, como tienen algunos periodistas, de oírlos. Por eso, los responsables de prensa de los partidos obligan a los cámaras a rodar sin sonido las imágenes de recurso. Así no se cuelan frases políticamente incorrectas. Por eso mismo, la ministra de Defensa, Carme Chacón, le quitaba relevancia al incidente con un comprensivo 'no es ese su sentimiento auténtico', refiriéndose al "mañana tengo el coñazo del desfile... en fin, un plan apasionante", que soltó Rajoy en un acto en A Coruña el pasado sábado creyendo que el micrófono estaba cerrado. Aparte de comerse al despistado técnico de sonido, contratado por su propio partido, que amplificó la conversación privada que mantenía con Javier Arenas sobre el cansancio por la acumulación de actos el fin de semana, a Rajoy sólo le queda volver a refugiarse en el silencio.

Habla poco, y cada vez se le oirá mascullar menos. Él, que según colaboradores cercanos, aborrece hacer comentarios comprometidos sobre asuntos políticos y que a la primera de cambio dirige la conversación al terreno deportivo, regresará a su criticado aislamiento voluntario. Un espacio al que sólo su mujer, Viri, tiene acceso. Ni tan siquiera Jorge Moragas, su rutilante jefe de gabinete con el que tantas horas comparte en viajes y actos públicos posee pase VIP. Francisco Villar, el hombre que hasta esta legislatura poseía la clave de entrada ha preferido integrarse en el grupo popular en el Congreso y alejarse de Génova. Se acabó mediar entre los empresarios y el reservado líder. Se decía que si alguien quería que Rajoy le recibiera antes tenía que convencer a Villar. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que hasta los fieles se cansan de intentar sacar a Mariano del ostracismo.