La ofrenda floral a la Virgen del Pilar vive sus 50 años pasada por agua

Zaragoza.-  La Virgen del Pilar luce hoy en Zaragoza un manto tejido con los millones de flores que decenas de miles de personas han depositado a sus pies en el cincuenta aniversario de la ofrenda de flores a la patrona de la Hispanidad, a pesar de la lluvia, que se ha convertido en la gran protagonista.

Desde primera hora de la mañana miles de ciudadanos, aragoneses, de otras comunidades y de todo el mundo, ataviados con sus trajes regionales, el único requisito para participar, han desfilado por el centro de Zaragoza para rendir su pequeño homenaje a la Virgen del Pilar, pero el "diluvio", como anunciaban con humor por megafonía, también se ha incorporado a la fiesta, con mayor fuerza en torno a las 13.00 horas.

No obstante, los oferentes, como ha destacado el coordinador del acto, Gonzalo Cuchi, han respondido casi de manera "militante" y con sus flores han logrado completar un manto "precioso" a pesar de las inclemencias del tiempo, pero no tan frondoso como el año pasado, cuando alcanzó la cifra récord de diez millones de flores.

El grupo de la localidad zaragozana de Longás ha sido el primero de los 370 inscritos en cubrir el recorrido, que partió a las 07.30 horas desde la calle Sanclemente en dirección a la plaza del Pilar para colocar las primeras flores en la estructura metálica en la que se alza la Virgen, con una superficie de 55 metros de profundidad, 16 de anchura y más de 15 de alto y forma piramidal escalonada, lo que permite que el manto se prolongue hasta el suelo.

La Asociación Cruz de Lorena, formada mayoritariamente por trabajadores del Hospital Royo Villanova de Zaragoza, llevó la cruz de doble barra, el motivo central del manto blanco de la Virgen, realizada con doscientos claveles rojos.

Antes de participar en la ofrenda de la Corporación municipal y de asistir a la misa pontifical, que ofició el cardenal Antonio María Rouco Varela, el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, ha lamentado que la lluvia haya cortado un poco el flujo de oferentes, ya que "pese al mal tiempo y pese a la crisis económica" era similar al del año pasado.

Una de las novedades de este año ha sido la incorporación de un grupo a la ofrenda en barco por el Ebro, organizada por la Asociación Iberflumen en colaboración con la empresa de Turismo Ebrofluvial y la Asociación de Vecinos de Vadorrey, a la que se ha unido Belloch, quien ha subrayado que esta nueva tradición se entenderá los próximos años y probablemente desde los diversos diques del río.

Por su parte, Rouco Varela, en su homilía, ha subrayado que el "gran reto" de la Iglesia y de los católicos en España es reconocer a la Virgen en toda la profundidad del contenido espiritual de su maternidad para la Iglesia y para la humanidad.

Un reto inevitable "ante a constatación de la creciente impregnación de sectores muy considerables de nuestra sociedad por una mentalidad militantemente laicista, alejada de la fe cristiana, más aún, de la fe en Dios", ha agregado Rouco Varela, quien ha opinado que esa forma de vivir y comportarse, sin referencia alguna a Dios, ha llegado a la familia, la escuela, la Universidad "lugares y tiempos de las ofertas culturales, del deporte y de las diversiones en general".

A la Ofrenda, un acontecimiento que aúna devoción y cariño por la Virgen del Pilar, se suman cada año madrileños, andaluces, catalanes, navarros o gallegos, además de gentes procedentes de países como Argentina, Colombia, Ecuador, Perú, Cuba, Bolivia, México, Japón y este año desde Brasil.

Claveles blancos y gladiolos para el manto y multitud de variedades florales para embellecer los pies de la patrona de la Hispanidad ponen el color, junto a los trajes regionales, a la larga espera de los participantes hasta llegar a la plaza del Pilar, los últimos hoy en torno a las 17.20 horas.

Uno año más, avionetas del Real Aeroclub "Zaragoza" atravesaron la plaza del Pilar para participar en la ofrenda aérea, no así los aviones F-18 que tradicionalmente toman parte en el desfile de la Fiesta Nacional y sobrevuelan la plaza tras recorrer la distancia desde Madrid.

En el montaje, desmontaje y estructuración de la ofrenda participan unas 300 personas, entre miembros de la organización, jardineros, brigadas municipales, policías Local y Nacional, Bomberos y Protección Civil.

Los antecedentes de esta celebración se remontan a los años 40 del siglo XX, en los que el Camarín de la Virgen se adornaba los días de las fiestas con claveles, rosas y nardos, pero en 1958, siendo concejal de fiestas Manuel Rodeles, nació un acto popular y de participación similar a las ofrendas florales de Valencia.

Para esa primera ofrenda, en la que se situó una réplica de la Virgen en la fachada principal del templo, el Ayuntamiento adquirió en Tortosa varios miles de claveles y participaron unas 2.000 personas. Dos años después ya se considera "tradicional" y su éxito contribuyó a que las Fiestas del Pilar fueran declaradas en 1965 de Interés Turístico Nacional.