Rajoy, estamos contigo, pero ¿en qué quedamos?

Los micrófonos son traicioneros los políticos deberían saberlo bien. Un simple comentario a un colega de partido, el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, sentado junto a él en una reunión interparlamentaria del PP celebrada en Coruña; un murmullo apenas inteligible, una frase coloquial que cualquiera de nosotros habría pronunciado: "Mañana tengo el coñazo de desfile... un plan apasionante".

Estamos de acuerdo, para qué negarlo. El desfile de las Fuerzas Armadas del 12 de octubre en Madrid conmemorando la fiesta nacional no suena muy divertido como plan para el domingo. Ver militares a paso firme y aviones surcando el cielo está bien durante un rato, pero en grandes dosis, puede resultar como bien dice Rajoy, "un coñazo". Y ya si vives en Madrid y te encuentras cortadas algunas de las vías más importantes de la ciudad, más todavía. Pero sorprende que estas palabras salgan precisamente de la boca del líder de la oposición.

Por muy humanas y normales que sean, siempre traen consecuencias. Para empezar, Gobierno y PSOE ya tienen excusa para dar rienda suelta a un aluvión de críticas contra tu persona. La primera, la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, que se ha permitido interpretar tus palabras a su manera. "Para el señor Rajoy últimamente las cuestiones de Estado y los temas serios de este país son un coñazo y le dan mucha pereza", ha dicho. Otros, como el portavoz socialista en la Comisión de Defensa, Jesús Cuadrado, opinan que esta expresión "demuestra lo que piensa de verdad".

En realidad tiene su mérito. Rajoy es una de las pocas personas que ha conseguido que el Gobierno y parte del PP coincidan en algo: en criticarle, aunque sea por una razón tan peregrina como la que hoy nos ocupa. No es un secreto que una parte de su partido le tiene ganas desde hace tiempo. A estos, les ha faltado tiempo para comenzar la sesión de despelleje en casa, en el parque, en el bar y, como no, en los foros de internet, como en elmundo.es y el Libertad Digital.

De momento, Rajoy se ha visto obligado a enviar un breve comunicado aclarando (por si alguien no se había dado cuenta) que su comentario no es más que una "expresión coloquial propia de una conversación de ámbito privado", que "ha transcendido al público".

¿Y qué hay de aquello de" Feliz día de la Nación Española, Feliz Fiesta Nacional"? Sí, aquel vídeo en el que Rajoy invitaba a los españoles a celebrar el 12 de octubre "de manera especial" para que "todo el mundo sepa lo que los españoles sentimos por España". La comidilla en aquel momento fue la cara de susto de Rajoy mientras pronunciaba un discurso parecido al del Rey en Nochebuena. Los datos de los que disponemos hoy hacen sospechar que alguien apuntaba al líder de los populares con una pistola mientras éste animaba al personal a celebrar "un coñazo" de fiesta.

Pero quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Rajoy no es el primero ni el último político que tiene un desliz frente a un micrófono (recordemos su "pregunta absurda" en una sesión de control del Congreso o el célebre "Vaya coñazo que les he soltao" de su ex jefe, José María Aznar). Tampoco es el primero al que se le escapa una frase fuera de tono (aunque no hay que llegar al extremo de otros colegas de partido como Fabra). En el fondo, ya era hora de hablar de otra cosa que no fuese la crisis. Además, seamos sinceros: Nada más español para celebrar el 12 de octubre que esa naturalidad de la que hace alarde Rajoy.

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