La magia del circo aleja a los jóvenes camboyanos de la cuerda floja de la droga

Battambang (Camboya).-  Las acrobacias arriesgadas y los malabarismos imposibles del circo alejan de la cuerda floja de las drogas y la delincuencia a los jóvenes de las zonas más deprimidas de Camboya.

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(EFE)

Las acrobacias y los malabarismos del circo alejan de la cuerda floja de las drogas a los jóvenes de Camboya. En la imagen, alumnos de la escuela de circo Phare Ponleu Selpak ensayan números de acrobacia y malabarismos.

Muchos de ellos encuentran en el universo circense una nueva gran familia de equilibristas, payasos, malabaristas, magos y saltimbanquis, además de un futuro profesional.

La asociación Phare Ponleu Selpak en Battambang, en el noroeste de Camboya, donde un millar de chavales reciben educación y formación artística en dibujo, vídeo animación y música popular, creó a principios de los años 90 la escuela de circo Anch Anh en uno de los barrios más pobres de la ciudad.

Desde entonces, varios de los jóvenes han llevado sus espectáculos a Europa, África y Asia, y los que no han podido viajar se relacionaron el año pasado con 50 artistas europeos y asiáticos en el primer festival Tini Tinou celebrado por la asociación.

Anch Anh fue fundada por los camboyanos que abandonaron los campamentos de refugiados en Tailandia y volvieron al país cuando la ONU consiguió que las partes beligerantes firmasen la paz y apostasen por la democracia.

El regreso no supuso la mejora que habían imaginado los refugiados y la juventud no encontraba otra cosa para hacer que vagar a merced de las drogas y la delincuencia.

Phare Ponleu Selpak nació allí en 1994 y se convirtió en la única alternativa que encontraban jóvenes de Anch Anh, a veces, tras ser abandonados por sus propias familias.

El origen de la asociación se encuentra en uno de esos centros de refugiados tailandeses, el Site 2, donde una estudiante de bellas artes francesa organizó en 1986 un taller de dibujo para formar a los jóvenes y recordarles sus orígenes.

"En el campo no había nada que hacer, no podíamos salir de allí, no sabíamos nada de nuestro país", recordó Tor Vutha, quien participó en aquel taller y años más tarde, con otros dos compañeros, creó la escuela de dibujo de Phare Ponleu Selpak para ayudar a su comunidad.

"Costaba mucho atraer a los adolescentes a las clases de dibujo y por eso decidimos buscar algo más dinámico, que fuera más atractivo. Y elegimos el circo", afirmó Vutha.

Gracias a la asistencia técnica y económica de varias escuelas circenses francesas, la escuela de circo se puso en funcionamiento en 1998 con 30 alumnos.

En la actualidad, más de 130 chavales entrenan a diario y actúan para toda la comunidad una vez por semana bajo una carpa instalada en el recinto de la sociedad.

Entre ellos figuran siete niños rescatados de las redes de la prostitución y acogidos en el orfanato de la asociación.

Alumnos de los talleres de música y de teatro también participan en los espectáculos que, más allá del entretenimiento, tiene una función pedagógica.

"Con las actuaciones damos información sobre prevención del sida, las drogas, higiene o las minas antipersona", explicó Vutha, quien además de ofrecer alternativas a los jóvenes pretende que éstos se comprometan con la sociedad.

Más allá del circo, Phare Ponleu Selpak trabaja para mejorar las condiciones de vida en Anch Anh.

El dibujo fue la primera vía y ha permitido a varios estudiantes ganarse la vida como pintores en zonas turísticas como los templos de Angkor, joya de la arquitectura jemer y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Otros jóvenes apuestan por las películas de dibujos animados en el taller creado por la asociación, que además cuenta con una biblioteca y una escuela de educación primaria y secundaria gratuita.

"Aquí los chicos tienen una oportunidad de expresarse, de mostrar sus problemas", aseguró Youri Francx, un voluntario francés.

Jordi Calvet