La Concertación corre el riesgo de ser reemplazada, dice el presidente chileno Ricardo Lagos

Santiago de Chile.-  El ex presidente chileno Ricardo Lagos (2000-2004) defiende los logros alcanzados por la coalición que derrotó a Augusto Pinochet en el plebiscito de 1988, pero advierte de que la Concertación, que ya lleva más tiempo gobernando que el dictador, puede perder el poder.

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(EFE)

Ricardo Lagos (Santiago, 1938) recuerda con orgullo cómo hace veinte años socialistas, democristianos, radicales y socialdemócratas lograron ponerse de acuerdo para finiquitar la dictadura.

"Si no nos damos cuenta de los cambios en Chile y en el mundo, la Concertación corre el riesgo de no estar a la altura de los tiempos y ser reemplazada", declaró en una entrevista con Efe Ricardo Lagos, quien dijo que no desea presentarse a la reelección, aunque tampoco piensa retirarse de la política.

Sentado junto a "La fiesta del triunfo del No", el impresionante cuadro de Gracia Barrios que cuelga en todos los despachos que ocupado desde 1990, Ricardo Lagos (Santiago, 1938) recuerda con orgullo cómo hace veinte años socialistas, democristianos, radicales y socialdemócratas lograron ponerse de acuerdo para finiquitar la dictadura.

"Era la primera vez que sabíamos cuál era el camino para echar a Pinochet. Yo dije: 'si nos preparamos con tiempo, lo derrotamos'".

El "no" por el que votaron la mayoría de los chilenos el 5 de octubre de 1988 "fue la ruptura de la ciudadanía con el miedo, pero también significaba una apuesta para abocarnos a la tarea de gobernar", dijo.

Meses antes, el 25 de abril de 1988, este abogado y economista hijo de agricultores se atrevía en un programa de televisión a desafiar al mismísimo general Pinochet apuntando a la cámara con el dedo y echándole en caras los asesinatos, torturas y mentiras de su régimen.

"Me parece indispensable que el país sepa que tiene una oportunidad para salir de esta encrucijada civilizadamente a través del triunfo del no", dijo Lagos aquella noche.

Sin embargo, la naciente Concertación de Partidos por la Democracia también condicionó su actuación política.

"Estábamos aceptando el camino que decía la Constitución de Pinochet", explica Ricardo Lagos, quien recuerda que la derecha, aliada incondicional de Pinochet durante muchos años, nunca aceptó elecciones para una asamblea constituyente, como ocurrió en España, por ejemplo.

Como al general Francisco Franco, "a Pinochet también le gustaba tener todo atado y bien atado".

"En consecuencia, tuvimos una transición lenta, una transición -como en alguna ocasión le dije a mis amigos españoles- con Franco vivo".

A pesar de ello, Lagos asegura que nunca temió que se produjera un nuevo golpe de Estado como el que en 1973 derrocó a Salvador Allende.

Ni siquiera cuando en octubre de 2002, siendo él presidente y Michelle Bachelet ministra de Defensa, y con el dictador sometido a un proceso penal, le pidió al comandante en jefe de la Fuerza Aérea, Patricio Ríos, que le presentara su renuncia al ser acusado de la desaparición de unos opositores al régimen militar.

"Ya se había producido un cambio profundo en la sociedad chilena" y los militares jamás usaron los recursos que la Constitución heredada de la dictadura les otorgaban, los denominados "enclaves autoritarios".

La Carta Magna ha sido reformada sustancialmente desde entonces, y aunque Ricardo Lagos cree que todavía "hay que abrir un debate amplio sobre las cosas más básicas del sistema", como el régimen presidencialista, la iniciativa legislativa ciudadana o el plebiscito vinculante, defiende que "la Constitución pasa el test de la democracia".

La Concertación lleva 19 años gobernando ininterrumpidamente el país y en diciembre de 2009 se enfrenta a una elección presidencial que según las encuestas puede arrebatarle el candidato de Renovación Nacional, Sebastián Piñera, el acaudalado empresario que fue derrotado en 2006 por Michelle Bachelet.

"Hay que ser muy vigilantes de cómo se mantiene el fuego encendido, una democracia se debilita cuando no entrega lo que la gente espera", advierte Lagos, para quien el defecto más grave del actual sistema es que desincentiva la participación política de los jóvenes, que no están inscritos para votar.

Y reconoce que cuando una fuerza política lleva tanto tiempo en el poder "hay que ser muy vigilante del acomodamiento a actos que incluso pueden acercarse a la corrupción".

Sobre sus aspiraciones presidenciales, un asunto que ocupa a diario las páginas de la prensa local, Lagos dice que "hay que dejar paso a nuevas generaciones".

"Una vez que se elija a alguien, así como estoy apoyando a los candidatos a las elecciones municipales (que se celebran el próximo día 26), apoyaré al próximo candidato que elija la Concertación", asegura.

"Yo no me quiero retirar de la política, pero quiera servirla desde otras partes", continúa el ex presidente, quien actualmente es enviado especial de la ONU para tratar el Cambio Climático y también preside el Club de Madrid y la Fundación Democracia y Desarrollo.