Los tóxicos industriales deterioran la fertilidad española

MADRID.-  Seis de cada diez jóvenes españoles tendrán problemas para tener hijos. Más de la mitad de ellos tienen un semen de calidad inferior a lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera normal en cuanto a volumen, movilidad y concentración. Según la doctora Marisa López-Teijón, responsable de reproducción asistida del Institut Marquès y autora del estudio, estas alteraciones "podrían originarse en el periodo embrionario y deberse a la influencia sobre el embrión de sustancias químicas de origen industrial que en el organismo actúan como estrógenos y pueden afectar a la formación de los testículos del feto, alterando el proceso de formación de los espermatozoides y provocando una reducción espermática". Ésta es, precisamente, la razón de que sean las comunidades autónomas más industrializadas las más afectadas por estas alteraciones.

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Así, catalanes, valencianos y vascos son los peor parados en este estudio, ya que en estas regiones entre el 19% y el 22% de los jóvenes no alcanzan los mínimos de normalidad establecidos por la OMS en cuanto a concentración de semen, que es el parámetro que los especialistas consideran más importante, no sólo porque es el que menos varía con la edad, sino porque se considera un indicador de la fertilidad futura. Gallegos, andaluces y madrileños tienen un semen de mejor calidad, según las estadísticas.

¿Significa esto que las poblaciones más industrializadas tienen más posibilidades de ser infértiles?

López-Teijón explica que no. Para los expertos, una calidad seminal anormal, o "subfertilidad", es decir, con alguno de los parámetros -volumen, movilidad o concentración- por debajo de lo establecido, significa que estos jóvenes "tardarán más tiempo en conseguir un embarazo, dependiendo de la edad y fertilidad de su pareja", pero no tiene por qué implicar la infertilidad.

Sin embargo, es cierto que en las últimas dos décadas la calidad del semen ha empeorado. Según la Sociedad Europea de Fertilidad, hasta el año 1985, el número normal de espermatozoides en el eyaculado era de 100 millones/cc. A partir de 1986, esta normalidad se redujo a 60 millones/cc, y, desde 1992, a 20 millones/cc.

La exigencia: una norma

Es por ello que las clínicas de reproducción asistida y los bancos de semen son muy exigentes a la hora de escoger a sus donantes y someten a sus aspirantes a una evaluación completa a nivel psicológico, médico y biológico, para descartar enfermedades hereditarias o de transmisión sexual y comprobar la calidad del semen.

"Les exigimos una calidad del semen superior a la considerada normal", afirma Nicolás Garrido, director del laboratorio de andrología del Banco de Semen Internacional IVI. Además, entre las pruebas habituales para ser donante, se analiza la morfología del espermatozoide. "El espermatozoide debe tener una forma y medidas concretas para ser fértil", y si su morfología se ve afectada, por ejemplo, por el consumo de algún tipo de estupefaciente, la fertilidad disminuye considerablemente, explica la doctora Rocío Núñez, subdirectora de la Clínica Tambre y vocal de la Sociedad Española de Fertilidad (SEV).

Y la prueba de fuego final es aguantar la congelación, a menos de 180º centígrados, y la posterior descongelación para proceder a la inseminación, amén de conseguir fecundar al óvulo.

El problema de esperar

Pero los problemas de infertilidad no afectan sólo a los hombres; cada vez son más las féminas que acuden a una clínica de fertilidad porque no pueden quedarse embarazadas. "La demanda de donantes de óvulos ha crecido muchísimo en los últimos años porque las mujeres demoran mucho los embarazos, y a partir de los 35 años los ovarios no funcionan igual y se pueden dar problemas de menopausia precoz", explica Joaquín Llácer, director médico del Instituto Bernabeu de Elche.

La donación de gametos femeninos es un proceso más complicado y largo en el tiempo que la donación de semen. Después de la pertinente evaluación clínica, que incluye una entrevista con un psicólogo, análisis de sangre, ecografía transvaginal y citología, y tras la firma del consentimiento por parte de la interesada, si la aspirante es seleccionada iniciará una etapa de estimulación ovárica. Este proceso comenzará el primer día de la regla, e incluye inyecciones de hormonas para aumentar la producción de óvulos susceptibles de ser fecundados. Posteriormente, se procederá a una punción por vía vaginal para extraer el óvulo. Esta intervención, que lleva unos 20 minutos, se suele realizar con anestesia local y es indolora, según los médicos.

Compensaciones

Tanto el Real Decreto 412/1996, como la Ley de Reproducción Asistida 35/1988, prohiben la venta y comercialización de gametos masculinos y femeninos, así como el pago de cantidad alguna a los donantes. No obstante, esta legislación deja abierta la puerta a un tipo de compensación económica para sufragar los gastos y molestias que el proceso puede ocasionar. Así, la Comisión Nacional de Reproducción Asistida estipula un límite de 50 euros para las donaciones de semen y de 1.000 euros para la de ovocitos.

Sin embargo, no son precisamente motivaciones económicas las que mueven a los donantes. Según la doctora Pilar Alamá, coordinadora de donantes del IVI, "la motivación tiene que ser mayor que la de una compensación económica para seguir adelante, porque los procesos pueden ser algo molestos en el caso de las mujeres, y largos en ambos casos -un hombre tiene que acudir semanalmente durante varios meses a la clínica para donar semen porque no suele haber éxito del 100% con cada muestra-". De hecho, su colega el doctor Garrido apunta que muchos de los donantes de semen u óvulos suelen haber vivido el problema de la infertilidad de cerca, lo que les ha concienciado de la necesidad de las donaciones, o son, además, donantes de sangre y órganos. Eso sí, ninguno de los dos descarta la posibilidad de que la crisis económica haya dado "el último empujoncito" a más de uno para convertirse en donante.

El donante ideal

Por ley, los donantes son anónimos y son las clínicas de fertilidad las que eligen al que tiene el perfil más adecuado a las características de los demandantes. Generalmente, se trata de jóvenes de entre 18 y 35 años, aunque en el caso de los hombres la legislación permite donar hasta los 55 años, pero las clínicas son reacias a aceptar este tipo de donantes. Hasta hace poco, los estudiantes universitarios eran mayoritarios en el colectivo, pero Internet ha hecho llegar las informaciones sobre búsqueda de donantes más allá de las fronteras de las aulas de la universidad, comenta la doctora Rocío Núñez.

En general, los demandantes son de raza caucásica, y es por ello que es el perfil de donante que más se demanda, aunque el doctor Joaquín Llácer apunta a un reciente aumento de la demanda de donantes de ovocitos marroquíes, orientales y de rasgos nórdicos. "Son muchas las mujeres de otros países que acuden a España en busca de estos tratamientos porque las legislaciones en sus países de origen son más restrictivas o porque la donación no es anónima, como ocurre en Reino Unido", dice Llácer. Esto explica también el hecho de que el mayor número de clínicas de reproducción asistida se encuentre en la costa levantina, donde muchos extranjeros suelen pasar sus vacaciones.

Desgraciadamente, cada vez son más las parejas con problemas de fertilidad, y quizá tu puedas convertirte en donante y, de paso, conocer la calidad de tu semen o de tus óvulos.