El suicidio colectivo de España que ha aprovechado Ballan

Alessandro Ballan es el nuevo campeón del mundo, tras una carrera en la que todo parecía controlado para la selección española y que ha acabado en un naufragio sin paliativos. El italiano se ha impuesto tras un ataque en solitario a falta de 2 kms., manteniendo un holgado margen sobre sus 18 compañeros de fuga. Todos los grandes favoritos cayeron en la trampa de los marcajes 'ad personaem', cuando por delante iban tres italianos: corrían en casa y han logrado ser primero, segundo y cuarto.

Daniel Dal Zennaro (EFE)

El equipo español se ha visto arrastrado por los italianos.

El Mundial se presentaba de salida como poco selectivo, y marcado por el episodio digno de telenovela del día anterior: Paolo Bettini, campeón los dos últimos años, anunciaba que esta sería su última carrera. De 15 vueltas a un circuito de 17 kms, nada menos que 13 fueron encabezadas por Olej Chudja, corredor ucraniano muy vinculado al ciclismo español, mientras por detrás el grupo permanecía uniformemente compacto.

Es la tónica de los mundiales. Una carrera de fondo, 260 kms., donde en las últimas vueltas todo estalla y cambia. El ciclismo es un deporte de resistencia, y la selección española ha demostrado tener muy poca resistencia a la fenomenal presión ejercida por los italianos. José Manuel Gárate estuvo fenomenal controlando ataques, pero otros corredores como Noval o Contador aportaron poquísimo al equipo. En los momentos decisivos, las auténticas estrellas de la selección como Valverde y Freire se vieron solos y aislados.

La consigna era todos con Freire, pero a pesar de lo simple del postulado, Joaquín Rodríguez no debió entender muy bien la orden. Salió a un ataque como otro cualquiera y, antes de que alguien se diese cuenta, estaba pasando al relevo en una fuga de ¡cinco corredores con dos italianos!, nada menos que Ballan y el subcampeón olímpico Rebellin. Si ya en condiciones normales son más rápidos y experimentados que el corredor catalán, corriendo en casa y respaldados por un compañero la ecuación era clara: esa fuga no servía a España.

Se confiaba en que por detrás lograse enlazar Samuel Sánchez, oro olímpico. Pues no. Hasta trece corredores, incluyendo a Cunego como tercer italiano, lograron incorporarse a la cabeza, pero el corredor asturiano se quedó en tierra de nadie, a medio camino entre los fugados y el grupo de los favoritos. Así fue la última vuelta, una agonía eterna potenciada por las tomas que colaba el realizador y que retrataban a Freire y Valverde con cara de circunstancias y sin poder hacer nada mientras se aproximaba la carnicería italiana.

Daniel (EFE)

Ballan se ha enfundado el maillot arcoiris.

Tras la última subida, y ya en las calles de Varese, se sucedieron los ataques. En uno estaba Rebellin, en otro Cunego, de nuevo Rebellin. Un juego del gato y el ratón, a la espera de la estocada final. Y fue en ese momento, a falta de 2 kms. para el final, cuando saltó Ballan, un rodador fenomenal. Nadie pudo seguir su estela. La plata fue para Cunego y el bronce para el joven danés Breschel, ganador de la etapa final de la Vuelta una semana antes.

En medio del rugir de la grada del hipódromo acondicionado para la ocasión, Joaquín Rodríguez sólo pudo ser sexto, su techo de cristal como ciclista. Ballan había ganado el Tour de Flandes o Clásica de Hamburgo. Cunego, el Giro y la Amstel Gold Race. Rebellin, Lieja-Bastogne-Lieja o Flecha Valona. No había color en la fuga. La selección española arrojó al garete cualquier posibilidad de medalla en el momento en el que se dio por buena una fuga con tanto posible ganador y con un único representante, que nunca ha ganado nada de espesor.

De tanto acumular muchas y muy buenas victorias, nuestra selección ha perecido por un proceso muy parecido al de la bulimia. Sí, se ha ganado el Giro y la Vuelta con Contador, el Dauphiné con Valverde, o los JJ.OO con Samuel Sánchez, todos presentes ayer en carrera. Empachados de tantos dulces, ayer se permitió el lujo de dejar encadenados y amarrados a Freire y Valverde, los platos principales y dos corredores que suman por sí solos siete medallas en Mundiales. Y lanzar por delante a un gregario rodeado de campeones, que hizo de aperitivo. El resultado fue muy justo y Ballan lucirá con dignidad el maillot arcoiris durante un año.

*Sergio Palomonte es el autor del blog ciclismo 2005