Tirar la casa por la ventana en plena crisis

Mientras la mayoría de las empresas hacen encaje de bolillos para sortear la crisis a la hora de elaborar sus presupuestos para 2009, nos sorprende la Comunidad de Madrid con un sonoro dispendio. Según publicó el martes el diario El País, la Comunidad de Madrid invirtió 1,2 millones de euros (IVA no incluido) en la fiesta de inauguración del nuevo teatro del Canal Isabel II que se celebró ese día.

(EFE)

Gallardón empezó la obra y Aguirre la terminó.

La fiesta, a la que acudieron unas 900 personas, tuvo un costo muy similar al de la preparación de la Noche en Blanco que se celebró el sábado 13 de septiembre y que pudieron disfrutar miles madrileños durante 10 horas. Como señala este periódico, este despilfarro económico contrasta con la puesta en marcha, hace sólo tres meses, de un plan de austeridad anunciado a bombo y platillo por la presidenta de la Comunidad y que suponía, entre otras cosas, la congelación de los sueldos de los funcionarios y de ella misma. Además, tuvo lugar sólo un día antes de que el alcalde de Madrid, el también 'popular' Alberto Ruiz-Gallardón, anunciase la paralización de las obras no licitadas previstas por el Ayuntamiento de Madrid.

Preguntamos a Albert Culleré, socio y director creativo de la consultora de imagen CIAC, sobre la pertinencia y la reacción de la población ante estos gastos millonarios en asuntos de imagen por parte de empresas privadas y públicas durante una época difícil para la economía. Culleré indica que las inversiones de este tipo en época de crisis "sólo favorecen al sector privado". Según cuenta, no tiene nada que ver que una empresa, ya sea un banco como una compañía telefónica, destine gran parte de su presupuesto a cuidar su imagen a que lo haga un Gobierno, ya sea central o autonómico. Sobre todo, si la imagen "de tranquilidad frente a la crisis" que se proyecta es a través de la organización de una fiesta. Ni la organizada por el gobierno 'popular' de Madrid el martes, ni la celebración de los 100 días del Gobierno del PSOE celebrada hace dos meses fueron acertadas.

"Por mucho que la fiesta de inauguración (y a la vez celebración del 150 aniversario de la llegada del agua corriente a Madrid) —organizada por la productora Boomerang TV— estuviese programada desde hacía tiempo, incluso antes de que la crisis fuese tangible, lo que tenía que haber hecho la Comunidad de Madrid es haber moderado el gasto y haber hecho una gala mucho más austera".

Los teatros del Canal de Isabel II, cuya obra tardó 6 años y costó 100 millones de euros, se vendió como un proyecto para popularizar la imagen del teatro y hacerlo más accesible a todo el mundo, pero su presentación fue de todo menos popular. 3.280 euros en dípticos y sobres de invitación, 57.000 euros en bolsas de regalo personalizadas, 12.500 en vestuario para azafatas... y así hasta 1,2 millones (IVA no incluido), no hacen otra cosa que generar entre los ciudadanos la sensación de "se está despilfarrando el dinero público".

Paco Roldán, de la Asociación Española de Consultores Políticos (AESCOP), define la celebración de esta fiesta como un acto de torpeza. "En política hay que actuar con sentido común y en este caso, como en muchos, no se ha hecho", dice. Ahora que la crisis ya no es un espejismo, sino algo real, "lo que buscan los ciudadanos es que sus políticos gestionen el presupuesto público de forma moderada y lo último que quieren es que se invierta en una fiesta, sobre todo, si no la van a poder disfrutar". Los políticos del PP —porque según El País no asistió ningún miembro del PSOE ni de IU— disfrutando del espectáculo 'A' de Nacho Cano pagado con dinero público no es la imagen que le gusta ver al ciudadano de a pie de su Gobierno. Como tampoco es positiva la que dieron los socialistas en su fiesta de '100 días' celebrada en el mes de julio mientras el líder del partido, José Luis Rodríguez Zapatero, trabajaba en la búsqueda de medidas para la crisis. Lo que tienen que hacer es "predicar con el ejemplo", sentencia Culleré.

Despilfarro en el sector privado

Otra cosa bien distinta es el sector privado. Albert Culleré cuenta que "la imagen es el mayor valor que tiene una compañía y en momentos de crisis, la marca es lo que más conviene cuidar". Invertir en un momento como éste en un cambio corporativo, como la renovación de oficinas que está llevando a cabo la entidad financiera Bankinter, favorece de cara a la clientela. "Un buen producto tiene que ir acompañado de una buena imagen", añade.

Paco Roldán va más allá. Para él las crisis son los momentos idóneos para realizar "un mayor esfuerzo económico en este aspecto" porque aparentar fortaleza cuando la competencia da signos de debilidad, puede ayudar a captar clientela. Además, la empresa privada lo que gasta es dinero propio y los políticos, el de las arcas del estado, "y son dos cosas muy diferentes".

Es por eso por lo que los 75.000 euros invertidos por RTVE en cambiar su imagen no convencen al público que lo vuelve a ver como "un derroche de dinero público". Además, la cosa empeora si tenemos en cuenta que el presidente del ente público, Luis Fernández, ha pedido que el Gobierno amplíe su presupuesto a casi 600 millones de euros para 2009.