Finlandia, otro paraíso de las armas

No había pasado ni un año desde la última masacre estudiantil en Finlandia cuando Matti Juhani Saari, un estudiante de 22 años, entró en un centro de formación profesional de Kauhajoki armado y mató a diez de sus compañeros. Después se dio un tiro en la cabeza y, tras permanecer varias horas en estado crítico, falleció. La historia se repite y recuerda mucho a otras matanzas, sobre todo en Estados Unidos: búsqueda de protagonismo en los medios de comunicación y vídeos en youtube en los que el asesino se presenta entrenado con armas y alardeando de su pasión por la destrucción.

(REUTERS)

Matti Juhani Saari, el asesino.

Precisamente esos vídeos fueron los que alarmaron a un internauta que llamó a la policía porque los consideró sospechosos. Según ha confirmado la ministra de Interior Anne Holmlund, la policía interrogó ayer a Saari, pero decidió no hacer nada porque no le consideró peligroso, a pesar de ratificar que era el autor de los vídeos de internet y que tenía una licencia de armas y una pistola Walther P22. En Finlandia esto no es sospechoso.

Un factor clave en esta dramática historia y en la del resto masacres estudiantiles es que la posesión de armas de un chico de 22 años es considerado por las autoridades totalmente normal. Y por lo que se ve los vídeos de youtube tampoco son algo por lo que preocuparse.

Finlandia es según la ONU y Red Internacional de Acción Sobre Armas Pequeñas (IANSA) el tercer país en posesión de armas por habitante con 39 armas cada 100 personas. El primer puesto lo ocupa Estados Unidos con 84 de cada 100, seguido de Yemen con 50 armas cada 100.

La gran afición a la caza y el bajo índice de criminalidad han provocado que las autoridades finlandesas den licencias de armas hasta un niño de 15 años, si éste puede justificar que es para practicar algún tipo de 'deporte'. Según las estadísticas, en el 2006 había 300.000 cazadores en un país de 5,3 millones de habitantes. De ellos, 38.000 tenían menos de 20 años.

Estados Unidos, además de ser el país más armado del mundo -posee entre 238 y 276 millones de armas de fuego-, es también el que más masacres estudiantiles ha sufrido. En 1966 Charles Joseph Whitman mató a 14 compañeros e hirió a otros 31 en la Universidad de Austin (Texas). Más tarde en 1999 llegó la tragedia de Columbine (Colorado) donde dos adolescentes de 17 y 18 años armados con pistolas y explosivos caseros asesinaron a 12 alumnos y un profesor. El suceso tuvo una gran repercusión cinematográfica. Gus Van San llevó la historia a la gran pantalla con Elephant y Michael Moore con Bowling for Columbine, documental muy crítico con la proliferación de las armas en Estados Unidos, consiguió la fama mundial.

Pero sin duda la masacre más grande la historia es la de la Universidad de Virginia. El surcoreano Cho Seung Hui asesinó a 32 compañeros y se suicidó. El asesinó dejó una nota en la que explicaba que "se había visto obligado a derramar sangre" y en la que definía a sus compañeros como "niños ricos y charlatanes mentirosos". Había comprado el arma cinco semanas antes en una localidad cercana. Pagó 571 dólares con su tarjeta de crédito y salió con una pistola Glock de 9 milímetros y una caja de proyectiles. "Fue una venta de lo más ordinaria", dijo Markell, trabajador de la tienda. "Era un chico universitario, amable y pulcro. No vendemos un arma si la compra nos parece sospechosa en lo más mínimo".

El asesino de Finlandia tampoco le pareció peligroso a la propia policía. ¿Es tan normal comprar un arma cuando eres estudiante? Quizá sea el momento de que el país con el mejor nivel educativo del mundo se lo plantee.