Hirst gana su pulso al mercado y logra 140 millones de euros en su subasta

Londres.-  Tras desafiar al mercado del arte con una subasta revolucionaria, el polémico artista británico Damien Hirst pudo cantar hoy victoria al lograr en la puja un total de 111,5 millones de libras (140 millones de euros, 198 millones de dólares).

La espectacular recaudación fue la guinda de una subasta de 223 obras de Hirst -entre ellas muchos de sus famosos animales disecados en formol- que se ha celebrado los últimos dos días en la casa Sotheby's de Londres y ha marcado un hito en la Historia del Arte.

Provocador por naturaleza, Hirst, de 43 años y miembro del movimiento BritArt, lanzó un fuerte órdago como el primer artista que vende en una subasta su última producción sin acudir previamente, como es tradicional, a un marchante o una galería.

No cabe duda de que el "enfant terrible" del arte británico, que acusa a las galerías de cobrar comisiones "abusivas" -de hasta el cincuenta por ciento-, ha ganado de largo su atrevida apuesta.

Además, Hirst marcó un nuevo récord para una subasta dedicada a un único artista, que ostentaba el genio español Pablo Picasso (1881-1973) por una puja de 88 obras propias que logró 20 millones de dólares (14,14 millones de euros al cambio de hoy) en 1993, indicaron los subastadores.

Sólo cinco lotes quedaron sin vender, confirmó a Efe un portavoz de Sotheby's, que calificó la recaudación de "realmente fantástica".

Ayer, lunes, por la noche, la puja superó en un sólo día los algo "más de 65 millones de libras (82 millones de euros, 116 millones de dólares)" que los subastadores vaticinaron como resultado total.

Hirst, por cierto, decidió ausentarse de la puja y pasó esa noche jugando al billar en un club del Soho londinense y aturdido por el curioso dilema de si debía cenar espagueti a la boloñesa o a la carbonara, dijo hoy con cierta sorna su representante, Frank Dunphy.

Algunos expertos creen que el dinero de muchos inversores vio en la obra del creador británico un refugio seguro, mientras fuera de la sala de Sotheby's el mundo contenía el aliento ante la crisis financiera y la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers.

En cualquier caso, la puja, que la semana pasada atrajo a 22.000 visitantes a la casa de subastas para asistir a la exposición de las obras, demuestra que el mercado del arte, de momento, parece inmune a la crisis económica internacional.

El lote estrella de la subasta fue "The Golden Calf" ("El becerro de oro"), un ternero conservado en un tanque de cristal lleno de formol que se vendió por 10,34 millones de libras (13 millones de euros, 18,66 millones de dólares), un récord para una obra de Hirst.

El bovino -con pezuñas y cuernos de oro de 18 quilates y un disco, también de oro, sobre su cabeza- batió la anterior marca de Hirst, los 9,6 millones de libras (12,1 millones de euros, 17,1 millones de dólares) pagados el pasado año por "Lullaby Spring", un vulgar armario de botica.

Al becerro no le fue a la zaga un tiburón tigre, sumergido igualmente en una vitrina de formol y bautizado como "The Kingdom" ("El Reino"), que se remató en 9,56 millones de libras (12 millones de euros, 17,24 millones de dólares).

También brilló un potro en formol que emula a un unicornio y se titula "The Dream" ("El Sueño"), adjudicado por 2,33 millones de libras (2,92 millones de euros, 4 millones de dólares).

Al margen del éxito del "zoológico" de Hirst, otro trabajo que causó asombro fue "The Abyss" ("El Abismo"), una estantería con 8.500 colillas de cigarrillos que se vendió por 1,7 millones de libras (2,14 millones de euros, 3 millones de dólares).

Antes de la puja, Hirst, el artista más rico en la historia del Reino Unido, ya contaba con una fortuna de 500 millones de libras (628,5 millones de euros, 890 millones de dólares) que crecerá con las ganancias de la subasta, aunque una mínima parte irá a parar a cuatro organizaciones benéficas seleccionadas por el propio creador.

No obstante, sus detractores, entre ellos el reputado crítico australiano Robert Hughes, le consideran un artista sobrevalorado por un mercado que dominan los nuevos ricos de las economías emergentes y que parece haber perdido la cabeza.

A esos críticos, paradójicamente, les puede servir de arma arrojadiza un mensaje que el propio Hirst escribió en un dibujo de su millonario "Becerro de oro" y que reza: "¡No adoréis a ídolos falsos!".