Una veintena agricultores participan en la histórica Feria del Ajo de Calatayud

Calatayud (Zaragoza).-  Una veintena de agricultores llegados de diversas localidades de Aragón y de Navarra mantienen viva un año más la histórica Feria del Ajo de Calatayud, que se celebra a primeros de septiembre, coincidiendo con las fiestas patronales de esta ciudad, en honor de la Virgen de la Peña.

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(EFE)

Una veintena de agricultores llegados de diversas localidades de Aragón y de Navarra mantienen viva un año más la histórica Feria del Ajo de Calatayud, que se celebra a primeros de septiembre, coincidiendo con las fiestas patronales de esta ciudad, en honor de la Virgen de la Peña.

Es una de las tradiciones que hunde sus raíces siglos atrás y que no ha dejado de celebrarse en esta ciudad, al contrario de lo que ha ocurrido en otras localidades españolas, algunas de las cuales han recuperado estos peculiares mercados de calle en los últimos años.

En Calatayud, la venta de ajo en puestos instalados en la calle es una de las muestras de la histórica fusión entre fiesta y comercio que han tenido los festejos patronales de septiembre, conocidos por ello popularmente como "Las Ferias".

En la primera mitad del siglo XX, los puestos de ajos se veían acompañados también de otros puntos de venta de artesanos llegados desde diversos puntos de la geografía zaragozana, caso de los alfareros.

En un principio, la feria se centraba casi en exclusiva en agricultores que producían ajo en la zona de Calatayud y en la vecina comarca del Aranda.

La localidad de Arándiga, perteneciente al Aranda, es una auténtica "cuna del ajo" en Aragón y la fama de este bulbo cultivado en esas tierras se sigue manteniendo.

Conforme avanzaron las comunicaciones y se acortaron las distancias, la Feria del Ajo de Calatayud fue ampliando los puntos de procedencia de los agricultores que acudían a vender aquí estas producciones.

Se mantiene la histórica presentación de los ajos, en ristras en las que los agricultores, tras haber limpiado las cabezas de ajos, utilizan parte de su tallo para formar una trenza.

Para quien no desea una ristra, también se comercializan cabezas de ajo sueltas.

En esta ocasión, la Feria del Ajo de Calatayud comenzó el sábado y se prolongará hasta el martes, último día de esta edición de las fiestas patronales.

El visitante se encuentra con una amplia oferta de ajos, distribuidos en una veintena de puestos de otros tantos productores llegados de localidades aragonesas como Arándiga, Bardallus o Alpartir, pero también del municipio navarro de Corella.

De aquí procede Manuel Izal, que ha explicado a EFE que la ristra puede salir por entre 10 y 14 euros, "según el tamaño de las cabezas" de ajo de cada trenza.

Entiende que es un precio comedido si se tiene en cuenta lo laborioso del cultivo, la recolección, el coste de acudir a kilómetros de distancia a vender los ajos y, en particular, "lo trabajoso que es hacer las ristras", auténtica tarea artesana y paciente.

Respecto a las ventas, dice que este año están notando la crisis, "y eso que en principio parece que en estos no se tendría que notar", afirma Izal, por tratarse de un producto barato y cotidiano en la cocina de las casas.

La Feria del Ajo de Calatayud tiene su sede al final del Paseo Cortes de Aragón, en pleno centro de la ciudad, ubicación que mantiene desde hace varios años, después de que durante el siglo XX su emplazamiento tradicional fuera el casco antiguo, la plaza que conecta en antiguo convento benedictino con la colegiata del Santo Sepulcro.