Frente al glamour de Denver, McCain manda a su mujer a Georgia

A tres meses escasos de las elecciones, las consortes presidenciales brillan con luz propia. Michelle Obama es espontánea y enérgica. Cindy McCain es tímida y prefiere pasar desapercibida. Una predica con orgullo su origen humilde. La otra no puede ocultar que viene de una familia multimillonaria. Tan diferentes y tan parecidas, ambas han ido ganando peso en la carrera presidencial. Hoy han sido las protagonistas de la jornada.

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Cindy McCain acude a Georgia en 'misión humanitaria' y Michelle Obama derrocha glamour en Denver.

Espontánea y haciendo gala del mismo carisma que rebosa su marido, Michelle Obama fue la encargada de realizar el discurso de apertura (parte I y parte 2) de la Convención Demócrata celebrada en Denver e inundada por la 'Obamanía'. Quién mejor que ella para enumerar -acompañada por sus dos hijas y en pleno 'prime time' de Estados Unidos'- las cualidades que convierten a su marido en el mejor aspirante a la Casa Blanca.

De origen humilde como su flamante esposo, Michelle ha cautivado al electorado demócrata con su verbo enérgico y cultivado. El público del 'Pepsi Center' cayó rendido a sus pies y le dedicó los aplausos más cálidos de la jornada. Estas cualidades, unidas a su imponente presencia, convierten a la señora Obama en una importante figura del partido y en el principal apoyo de su marido.

El cuidadosamente elegido atuendo -ni clásico ni moderno- de la mujer del candidato demócrata, contrasta con la sobriedad de la esposa de McCain, Cindy, que se ha trasladado hasta Georgia para colaborar en una misión humanitaria. La mujer del candidato republicano tratará de poner su granito de arena para ayudar a la población del país caucásico, que entró en guerra con Rusia el pasado 8 de agosto.

Ataviada con un pantalón vaquero y una camiseta negra, Cindy McCain trata de rescatar su imagen de activista. Ya en 1994 tuvo la oportunidad de "oler la muerte" cuando visitó a los refugiados del genocidio de Ruanda. Catorce años más tarde la escena se repite, pero con distintos personajes. Mientras Denver se baña en el confeti de la Convención Demócrata, Cindy se hace la foto con los desplazados de la guerra. Eso sí, en unos días será el turno del glamour de los republicanos, que celebrarán su propia convención para elegir candidato formalmente en Minnesota.