El ministro de Cultura asiste al nombramiento de Joan Miró como hijo adoptivo de Sóller

Palma.-  El ministro de Cultura, César Antonio Molina, ha asistido hoy al nombramiento del pintor Joan Miró como hijo adoptivo a título póstumo de la localidad mallorquina de Sóller, de donde procedía la madre y el abuelo del conocido artista.

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Durante su infancia, Miró acudía a menudo con su madre a Sóller, un pueblo enmarcado en las montañas de la Sierra de Tramuntana que destaca por su actividad artística y que ha atraído a numerosos pintores, como Joaquín Mir, Santiago Rusiñol, Bernareggi y Antoni Gelabert.

Por estos lazos que unieron al artista catalán con el pueblo mallorquín, su Ayuntamiento ha celebrado hoy un pleno extraordinario para aprobar dicho nombramiento, en un acto al que también han acudido el presidente del Govern, Francesc Antich; el delegado del Gobierno en las islas, Ramón Socías, y la presidenta del Consell de Mallorca, Francina Armengol, entre otras autoridades.

Tras su nombramiento como hijo adoptivo, el ministro Molina ha destacado que Miró es "uno de los artistas más significativos" del panorama artístico español y ha explicado que el acto supone recuperar su lado más terrenal, frente al Miró "aéreo" autor de las constelaciones.

"La poesía, al igual que el arte, se manifiesta cuando existe la sensación de pertenencia a un lugar", ha indicado el ministro, tras lo que ha resaltado el papel que jugó el abuelo materno de Miró, residente en Sóller y al que el artista tenía un especial cariño, en su formación como persona y como pintor.

El ministro también ha mencionado el aprecio del Gobierno a este artista nacido en Barcelona, ya que, ha explicado, en la sala donde se reúne cada semana el Consejo de Ministros cuelgan cuadros de Miró elegidos personalmente por el presidente del ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero.

Un nieto del pintor, Joan Punyet Miró, ha sido el encargado de recoger una placa con el nombramiento. En un emotivo discurso, Punyet Miró ha hablado de las raíces familiares y sentimentales que unían a su abuelo con el municipio.

Ha relatado cómo el abuelo del pintor al que tanto apreciaba, ebanista de profesión, viajaba solo en aquella época hasta Moscú, y ha defendido en consecuencia la valentía y el carácter emprendedor de los hombres y mujeres de Sóller.