El francés Juan Bautista vuela alto en Illumbe

San Sebastián.-  Dos triunfales faenas, diferentes entre sí, como los toros que tuvo, le dieron alas hoy en la plaza donostiarra de Illumbe al francés Juan Bautista, que cortó sendas orejas, pero que, por encima de los trofeos, se mostró como un torero muy recuperable por la ambición y el buen fondo de su toreo.

ampliar foto

(EFE)

El torero Juan Bautista, en un momento de su participación en la corrida celebrada hoy con motivo de la Semana Grande celebrada en la plaza de Illumbe de San Sebastián.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Núñez del Cuvillo, el segundo como sobrero, desiguales y justos de presencia, y con sospechas de "afeitado", como el escobillado tercero y el despitorrado cuarto. De juego también variado. Presentó problemas el primero, corregidos por el torero. Fue bueno el segundo, y extraordinario el tercero, aplaudido y ovacionado, respectivamente. El cuarto, gazapón y con genio. El quinto, descastado y sin fuerzas. El sexto tuvo picante.

Enrique Ponce: estocada desprendida (una oreja); y pinchazo y estocada desprendida (silencio).

Juan Serrano "Finito de Córdoba": dos pinchazos y descabello (aviso y división de opiniones al saludar); y pinchazo, echándose el toro (silencio).

Juan Bautista: metisaca al encuentro y estocada (una oreja); y estocada (una oreja con petición de la segunda).

La plaza rozó el lleno en tarde fresca, con la cubierta a medio cerrar.

-----------------

BAUTISTA RESUCITA

La noticia es que el francés Juan Bautista ha resucitado, artísticamente hablando, se entiende. Un Bautista en declive desde aquel zambombazo que pegó por el mes de octubre del año pasado, en la plaza madrileña de Las Ventas, Feria de Otoño, cuando cuajó un gran toro de Puerto de San Lorenzo al que cortó las dos orejas.

Su carrera venía difuminándose. Oportunidades perdidas prácticamente en todas las ferias donde ha estado anunciado, que han sido muchas, por su toreo desganado de ánimo y gris en las formas. Hoy ha sido todo lo contrario.

Bautista ha estado espléndido en sus dos toros. Soberbia su primera faena, cuajada de principio a fin. Lances de rodillas, chicuelinas de pie y otra chicuelina más de hinojos, todo ello en el saludo; y bonito quite a la verónica. Cuando el francés tomó la muleta el ambiente en la plaza era extraordinario. Y quedaba por venir lo más importante.

Tras una primera duda en el pase cambiado, con el que prologó la faena, el compromiso de Bautista fue total. Las cuatro primeras tandas por el lado derecho, creciendo progresivamente en número de pases, tuvieron mucho ajuste y, sobre todo, gusto. Entre series, alegres improvisaciones, y todo con mucha unidad. Antes del fin de fiesta ensayó una tanda al natural con idéntico ritmo y armonía.

Y por fin, un parón con emotivos ingredientes, entiéndase, un circular por detrás, un interminable y mayestático pase de aquí para allá y otra vez para acá, molinetes sobre la marcha y más remates. Hubo muchos y deliciosos remates, mientras hervían las palmas y los olés. Faena para un capítulo importante en la historia de la plaza si no llega a ser por el feo metisaca que prologó a la estocada final. Aún así, Bautista paseó una oreja de mucho peso.

La ovación al toro en el arrastre podría ser argumento para desmerecer la obra de Bautista. Pero no. A los toros bravos hay que torearlos así, o se fracasa. Y las intenciones del francés estaban claras. Con el sexto se volvió a ver. Un toro que ya no colaboró tanto, al contrario, tuvo su picante, incómodo.

Hubo un desarme en los delantales de recibo. Y punteó mucho "el cuvilllo" al comienzo de faena. Bautista no dejó de arrear, hasta meterlo también "en el canasto". No tuvo la faena la redondez de la otra, pero lo hizo todo con mucho gusto, y sin arrugarse.

De nuevo contaron los adornos, con especial énfasis en las manoletinas y un cambio por delante pura filigrana. La estocada, de efecto rápido. Le dieron una oreja y todavía llegaron a pedirle otra en recuerdo de la anterior faena. Muy bien Bautista, increíble en todo.

El primer toro de Ponce hubiera tenido problemas para pasar como novillo en Madrid. Torito además flojo, que punteó mucho. El mérito de Ponce fue mantenerlo en pie y hacerle ir para adelante, en un trasteo de temple y elegancia. Cortó una oreja. Sin embargo, ya no pudo con el gazapón e incómodo cuarto, abreviando sin darse coba.