El Barça derrota al deporte, al olimpismo, a Argentina...

El Barcelona ha ganado su particular guerra contra la selección Argentina, contra la Federación Internacional de Fútbol, contra la prensa y los aficionados argentinos y contra los amantes del olimpismo en general. El Tribunal de Arbitraje Deportivo ha dado la razón al Barcelona, de forma que ya pueden impedir el concurso de Leo Messi con la selección argentina en los Juegos Olímpicos. Ahora que Joan Laporta y Txiki Begiristain se frotan las manos porque pueden retener plácidamente su tesoro, como si fuera Gollum en el 'Señor de los anillos', tienen que decidir si apuestan por un valor tan olímpico como la solidaridad y, definitivamente, permiten al jugador disputar los Juegos Olímpicos.

(EFE)

¿Podrá jugar Messi junto a Riquelme?

Es una decisión de lo más trascendente, ya que se trata de un pulso entre la vertiente más profesionalizada del deporte y el lado más democrático, universal y desinteresado, que viene representado, hasta cierto punto y en lo deportivo, por los Juegos Olímpicos.

La razón que ha empujado al Barcelona a retener a la hábil perla del fútbol argentino es la de contar con su participación en la ronda previa de la Liga de Campeones. Sí, ese intenso y dramático partido en el que el equipo catalán habrá de doblegar al vencedor del duelo entre el Beitar Jerusalem o el Wisla Cracovia. Y el diario deportivo argentino 'Olé' se pregunta: "¿Tendría sentido que el club insistiera cuando a cualquiera de los dos rivales posibles en la Champions les gana con el 10 del equipo B?".

No todo el mundo en Barcelona piensa igual que las dos cabezas más visibles del palco blaugrana (Laporta afirmó que si el TAS daba la razón al club, "el jugador tendría que volver", misma opinión que Begiristain mantiene en público). El propio entrenador Josep Guardiola, el talante sentado en un banquillo, opina que siempre se debe respetar la voluntad del futbolista. ¿Y cuál es la voluntad del futbolista? Pues es difícil de determinar, al quedar en la posición más comprometida. ¿A quién debe hacer caso? O mejor dicho. ¿A quién debería desplantar? ¿Desobedecer al club que le da de comer? ¿O decepcionar a los hinchas argentinos, unos aficionados que se desviven como nadie por su selección?

Los directivos del Barcelona ya tienen la razón legalmente. Ahora, pues, deben decidir si deponen su empeño o si lo llevan hasta sus últimas consecuencias (aun a riesgo de que un alud de argentinos acudan a las tiendas de deportes para devolver la camiseta blaugrana que compraron hace algún tiempo). Para un club que cuida tanto su imagen internacional es difícil entender este tipo de actitudes egoístas que privan al deporte de disfrutar de uno de los mejores talentos actuales. Eso, sin entrar a valorar la negativa del equipo a utilizar la línea aérea Air Berlin por no potenciar el uso del catalán en sus vuelos.

¿Crees que debería el Barcelona dejar jugar a Messi en los Juegos Olímpicos?