La escalada de violencia amenaza con reactivar el conflicto en Osetia del Sur

Tiflis.-  La nueva escalada de violencia que en las últimas veinticuatro horas se ha cobrado seis muertos y más de una veintena de heridos amenaza con reactivar el conflicto en la separatista región georgiana de Osetia del Sur, mientras las partes su acusan mutuamente de comenzar las hostilidades.

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(EFE)

El presidente de Osetia del Sur, Eduard Kokoiti.

El gobierno secesionista de Osetia del Sur, que controla el 65 por ciento del territorio, denunció hoy que efectivos de Georgia atacaron anoche con lanzagranadas y morteros la aldea Satikar y la capital suroseta, Tsjinvali, en el mayor bombardeo desde que hace casi quince años se estableció el alto el fuego en la región.

Según dijeron a Efe en el Comité de Información y Prensa de Osetia del Sur, en los ataques de anoche y esta madrugada murieron seis personas y otras quince resultaron heridas.

Ante la gravedad de la situación, las autoridades de la autoproclamada república de Osetia del Sur comenzaron la evacuación de la población infantil de Tsjinvali a la república rusa de Osetia del Norte.

"La medida ha sido adoptada para evitar bajas entre la población civil, ya que la situación se desarrolla hacia una escalada de tensión", dijo en conversación telefónica con Efe un funcionario del Comité de Información y Prensa de Osetia del Sur.

El portavoz, que no precisó el número de niños que serán trasladados a Osetia del Norte, indicó que los menores son evacuados en autobuses.

Además, comenzó la evacuación de ancianos, mujeres y niños de la aldea Dmenisi, situada en las afueras de Tsjinvali.

Es la primera vez que los secesionistas recurren a una medida como la evacuación de la población infantil de la zona del conflicto.

El presidente de Osetia del Sur, Eduard Kokoiti, amenazó con lanzar una campaña de reclutamiento de voluntarios en las repúblicas rusas del Cáucaso Norte en caso de que Georgia no ponga fin a sus provocaciones armadas contra la población suroseta.

El líder secesionista hizo estas declaraciones en Vladikavkaz, la capital de la república rusa de Osetia del Norte, que manifestó su disposición a acudir en defensa de sus hermanos de Osetia del Sur.

Según Kokoiti, las fuerzas armadas de Osetia del Sur respondieron con contundencia los ataques georgianos, cuyas fuerzas sufrieron bajas que el Gobierno central de Georgia intenta ocultar.

"Los georgianos sufrieron bajas importantes junto a las aldeas Ergmnti y Sarabuk", dijo el ministro del Interior suroseta, Mijaíl Mindzáyev.

El comandante de las fuerzas de paz de Georgia, Mamuka Kurashvili, aseguró que los ataques fueron lanzados por los secesionistas osetas y la parte georgiana "se vio obligada a responder el fuego".

En declaraciones a un grupo de periodistas, Kurashvili indicó que los secesionistas osetas dispararon con lanzagranadas y morteros contra aldeas y puestos policiales georgianos, ataques en los que según los últimos datos ofrecidos por la autoridades de Georgia resultaron heridas nueve personas.

El mando ruso de las fuerzas mixtas de paz (rusas, georgianas y osetas) acusó a la parte georgiana de la ruptura del alto el fuego.

"En caso de que se repitan estas acciones, toda la responsabilidad por el agravamiento de la situación en la zona del conflicto georgiano-abjaso recaerá en la parte georgiana", se afirma en un comunicado del mando ruso.

Las autoridades georgianas abogan por la sustitución de las fuerzas de paz rusas por un contingente policial internacional, iniciativa que cuenta con el respaldo de la Unión Europea y la OTAN.

Según Tiflis, las tropas de paz rusas no pueden ser consideradas unas fuerzas de interposición pues actúan en favor de los separatistas.

Osetia del Sur, al igual que otra región georgiana, Abjasia, se escindió de facto de Georgia a comienzos de los pasados años 90 tras un cruento conflicto civil y proclama su aspiración de unirse a Osetia del Norte.

Según las autoridades de Georgia, tanto los secesionistas osetas como los abjasos cuentan con el respaldo político, económico y militar de Rusia, a la que Tiflis acusa de llevar a cabo una política de anexión soterrada de ambas regiones.