Cómo ha cambiado Pekín en tres años

PEKIN (CHINA).-  Monumental, sorprendente, emocionante, abarrotada y en continuo movimiento fueron algunas de las palabras con las que describí el Pekín de mi primera visita. Hoy, tres años después, esta imagen se mantiene tras aterrizar en la recién estrenada terminal 3 del aeropuerto, considerada la nueva cara del país y donde los símbolos chinos más antiguos como el dragón conviven con la tecnología más sofisticada para dar lugar a un edificio artístico, impresionante y sostenible.

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Esta vez, bajo un techo dorado y ligeramente inclinado, con unos agujeros que dejan entrever el cielo y que recuerdan a las escamas de la espalda del mítico dragón, lo que me llama la atención de camino a inmigración es otra cosa: una guarda china sonriente ofreciéndome su ayuda. Seguidamente, a la salida del aeropuerto, un taxista jovial me ayuda a meter la maleta en el coche, pacientemente me hace mil preguntas en chino a las que sólo puedo contestar con un triste šWo bu shuo hanyuš (no hablo chino) y hasta llama a mi amigo para dejarme exactamente delante de mi hutong de destino.

Esta nueva faceta china es parte del Beijing Olímpico. Muestra una pasión por proyectar una nueva imagen del país y un deseo de participación desconocido hasta el momento. Según el Comité Organizador Olímpico de Beijing, más de 1,1 millones de personas se presentaron para ser voluntarios durante los Juegos Olímpicos. La semana pasada, más de 50.000 personas estuvieron haciendo cola para comprar entradas para los Juegos y algunos incluso llegaron a dormir dos noches para conseguirlas. "¿Cómo puedes ser Chino y no ir a los Juegos cuando son en China?," decía Han Ruxiang, de 76 años, a AFP. "Estoy cansado, pero muy feliz", dice Han, y añade que pasó dos noches durmiendo en una esterilla de bambú ante las taquillas para ir con su mujer de 67 años a ver la final de la competición de salto de trampolín.

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Esta mañana, una exhibición en la Plaza de Tiananmen.

Pero no es sólo algo a nivel individual, como constatan los 27.600 millones de euros (43 mil millones de dólares), los Juegos más caros de la historia, que ha invertido el Gobierno en ello. Se ven más allá de la deslumbrante arquitectura. Trabajadores inmigrantes, "masajistas" y aquellos considerados indeseables por el Gobierno han sido recolocados. Desde mayo, los restaurantes deben tener sección de no fumadores y muchos restaurantes tuvieron que quitar la carne de perro de sus menús para no ofender la sensibilidad occidental. Las zonas en construcción han sido cubiertas con grandes emblemas de los Juegos, edificios sin terminar o en obras cubiertos con fotos del mismo edificio o incluso con fotos de largas palmeras y cielos azules que contrastan con la neblina gris que no deja ver más allá de un de un par de manzanas.

Casi todas las ciudades olímpicas se reinventaron en su momento. Barcelona reorganizó el puerto en 1992, y Pekín ha hecho lo mismo. Pero al estilo Chino, a escala desorbitada. Se han plantado más de 40 millones de flores, algunas de las cuales han sido creadas específicamente para los Juegos. Para mejorar el aire, se ha hecho un bosque olímpico al lado de los estadios siete veces más grande que el parque de El Retiro en Madrid.

Cuando la gente me decía que todo había cambiado mucho y que no iba a reconocer la Pekín Olímpica, no imaginé que realmente todo pudiera llegar al extremo de los extremos.