¡Que se besen, que se besen!

Después de tirarse los tejos durante meses, el presidente del Gobierno y el líder de la oposición han consumado su affaire, acordando acuerdos. Les une la lucha antiterrorista y la reforma de la Justicia. ¡Por fin! Les separa la economía doméstica.

(EFE)

La última reunión de la pasada legislatura dejó una imagen muy distinta a la de hoy.

'Killing me softly' (Matándome suavemente), de los Fugees, suena de repente por el hilo musical de la Moncloa. Es la una del mediodía, hace ya dos horas que Rajoy y Zapatero charlan sobre terrorismo, justicia y economía, los temas que los respectivos portavoces llevan semanas discutiendo. Los periodistas que esperan para conocer el resultado se quedan de piedra. Nunca se escucha ambientación musical en la sede de la presidencia del Gobierno. Una canción de amor, romántica, se escapa por los altavoces. ¿Será una señal?

Tras la rueda de prensa de ambos dirigentes, se puede decir que sí. Zapatero ha expresado la "seguridad, fortaleza y tranquilidad que supone tener acuerdo entre el Gobierno y el líder de la oposición". Sólo ha faltado que se besaran. A pesar de que Rajoy se ha comportado como esas chicas de película de los años 50 que hacen como si se resistieran cuando el chico la funde entre sus brazos, estaba encantado de demostrar que su intención de pactar no era un farol. Por lo pronto el plan Ibarretxe es "anticonstitucional", sueltan al unísono, aunque cada uno en su casa. Rajoy en Génova y Zapatero en Moncloa. Vamos, que por ahora no se van a vivir juntos.

El ansiado acuerdo en materia antiterrorista está en marcha. Un asunto en el que no lograron aunar posiciones en las nueve reuniones que mantuvieron durante la pasada legislatura y que por fin se ha concretado en la promesa de dos reformas legales, la ley de solidaridad para retirar los símbolos terroristas en espacios públicos y el cumplimiento de las penas accesorias, referente al patrimonio de los etarras. A las que se suman cinco principios. Una declaración de intenciones conjunta que incluye desarrollar una política antiterrorista compartida, el apoyo a las víctimas, el respaldo del Estado de derecho a las fuerzas de seguridad, mejorar la cooperación internacional y cerrar las vías políticas para el terrorismo. Punto sobre el que Rajoy se ha declarado más satisfecho.

La renovación del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial, bloqueados hasta ahora por falta de acuerdo, también se ha pactado. Los nombres no se han revelado todavía, pero Mª Teresa Fernández de la Vega y Enrique Serrano, secretario de Presidencia, cuchicheaban sin parar sentados frente al presidente durante la rueda de prensa de Moncloa como si tuvieran ya claro el relevo. También ha habido unanimidad en endurecer las penas para quienes abusen contra menores.

Menos coincidencia en el análisis de la situación económica y por lo tanto en los remedios para mejorarla. Zapatero llevaba una frase aprendida y no quería irse sin soltarla. Cuando se le ha preguntado por los 300 millones que el Gobierno destinará a la compra de suelo para construir VPO (viviendas de protección oficial) como medida para paliar el hundimiento de las constructoras en general y de Martinsa en particular, el presidente ha metido su morcilla: "Tenemos que preservar un sistema financiero extraordinariamente sólido". Nos quedamos mucho más tranquilos.