La ausencia de educación sexual y de contexto social muy sexualizado facilita la agresión

Salamanca.-  La ausencia de una educación sexual y un contexto social muy sexualizado facilitan situaciones de coerción o de violencia sexual entre jóvenes y adolescentes, según se ha puesto de manifiesto en el curso celebrado en la Universidad de Salamanca donde se han analizado las estrategias de prevención.

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(EFE)

El director del curso "Agresiones sexuales: estrategias de prevención en la juventud", Antonio Fuertes, durante el curso que se ha celebrado en la Universidad de Salamanca donde se han analizado las estrategias de prevención.

Así lo han puesto de manifiesto hoy en declaraciones a Efe el director del curso "Agresiones sexuales: estrategias de prevención en la juventud", Antonio Fuertes y los coordinadores Andrés Fernández e Isabel Vicario, quienes han significado la respuesta de alumnos y profesores del área de las ciencias sociales.

En este sentido, Fuertes ha explicado que el curso pretende "proveer de herramientas a los asistentes para trabajar en tareas de prevención de la coerción y la violencia sexual" y que, según Vicario, es "un problema de educación".

De ahí que "sea necesario trabajar con chavales" para que cuando quieran mantener una relación sexual "sean capaces de pedirlo de manera apropiada, pero también de aceptar un no y no presionar".

Para Antonio Fuertes, la preocupación de los jóvenes por entablar relaciones y pasárselo bien es tal que, a veces, "no se dan cuenta que existen situaciones riesgo" por lo que se "hace necesario", ha proseguido, que las interacciones "sean positivas" con el objetivo de que haya "menos riesgo para que se desarrollen situaciones de coerción o de violencia ".

Sobre la conexión entre violencia sexual e inmigración, Isabel Vicario la ha tildado de "un error" dado que "no tenemos ningún dato que nos diga que el hecho de ser inmigrante sea un factor de riesgo para que una persona se convierta en un agresor sexual", ha añadido.

Por contra en la condición de agresor "sí existen", según Fuertes, "ciertos factores de riesgo" como ha quedado demostrado en investigaciones realizadas, estudios que apuntan a "la confluencia de actitudes de hostilidad a la mujer" y a la tendencia por "una sexualidad despersonalizada, dejando el compromiso en un plano secundario".

Asimismo, el director del curso se ha referido al trabajo que expertos de la Facultad de Psicología de la institución académica salmantina han realizado entre adolescentes universitarias, del que se desprende que alrededor del 35 por ciento de las chicas afirmaban "haberse visto implicadas" en algún episodio de coerción vinculada con presión, chantaje o engaño.

Un porcentaje menor, sobre el 12%, declaró haberse visto envuelta en una situación "relacionada con algún tipo de intoxicación para aprovecharse de ellas" y cerca del 2% habían sido víctimas de "algún tipo de coerción en el que hubo violencia física".

Sobre el papel de las administraciones, Antonio Fuertes ha considerado que son "más sensibles a situaciones de maltrato" y quizá "estén descuidando otras formas de violencia", lo cual, a su juicio, hace necesario que "se comprometan y garanticen que todo el mundo pueda estar preparado para afrontar estas situaciones".