Me despido de Galicia para poner rumbo a la siguiente parada en mi ruta por las regiones bilingües. Durante estos días he hablado con mucha gente, os he contado lo que he visto pero también tengo la impresión de que me dejo muchas cosas sin tocar. Tal vez pueda hacerlo en la próxima ciudad de mi viaje. De todas las conversaciones que he tenido en estos días dos de ellas me aportaron varias ideas muy interesantes. Fueron con dos personas de orígenes muy distintos y puntos de vista muy diferentes pero que se tocan en muchos puntos.
Toca irse a otro sitio.
La primera fue con Ernesto González, profesor de Filología Gallega y decano de la Facultad de Filología de la Universidad de Santiago de Compostela. Él me explicó cómo funcionan las cosas en la Universidad: desde sus instituciones se promueve el uso del gallego —que es la lengua que se usa de manera oficial— aunque la mayoría de las clases son en castellano. Se apuesta por un modelo de no segregación de los alumnos por idiomas. "Cuando un estudiante extranjero viene a la Universidad se encuentra con la realidad lingüística del país", asegura.
Ernesto González también es de la idea de que "hay vida más allá de la escuela y es muy rica". "Si el objetivo es que nuestros hijos se manejen en dos lenguas, habrá que utilizar los recursos necesarios para conseguirlo", explica. "Si con dar el 30% de las materias en una lengua se consigue, pues que se haga. Si es necesario que sea el 50%, pues que sea el 50% y si sólo tiene que ser el 10%, que sea el 10%. El futuro es multilingüe y deberíamos empezar a acostumbrarnos".
La otra conversación fue con Alberto. Es sevillano y lleva unos meses viviendo en Santiago. Habla muy poquito gallego pero lo está estudiando por su cuenta. Charlamos sobre cómo se vive en Galicia sólo con el castellano y me contó cómo ve él la situación: "Entre la gente de a pie no hay conflicto, es sólo algo de las instituciones. De entrada, la mayor parte de la gente me ha hablado en gallego pero, en cuanto han visto que yo no lo hablo, siempre han cambiado al castellano".
Después de un rato hablando, llegamos a las políticas de promoción del gallego. "A mí me parecen bien pero ocurre lo mismo que con todas las medidas de discriminación positiva, ¿hasta cuándo tienen que durar? Hoy por hoy, es casi imposible que yo reciba una subvención para realizar una obra de teatro en Galicia. Porque, por mucho que se diga, las subvenciones no son para autores gallegos, sino para autores que escriben en gallego", indica.
Hasta aquí las minicrónicas desde Galicia. Próxima estación: Barcelona.
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