¿De verdad es Nicolas Sarkozy presidente de Europa?

La pregunta es recurrente: ¿de verdad se convierte hoy Nicolas Sarkozy en 'el presidente de Europa', como se oye decir a menudo? Éstas son las claves de una presidencia un tanto particular que, a pesar de todo el ruido mediático organizado en París, tiene sólo una importancia muy relativa.

1. ¿Presidente de qué?

Las instituciones europeas son complejas, y las palabras no tienen allí el mismo sentido que en otros sitios, lo que sin duda contribuye a la ilegibilidad de su construcción. Así, en la trilogía Comisión – Parlamento Europeo – Estados miembros, el reparto de poderes no se parece a la división clásica entre Ejecutivo y Legislativo.

Francia se convierte pues, durante seis meses, en presidenta del Consejo de la Unión Europea, es decir, del Consejo de Ministros de los 27, el organismo clave en el funcionamiento de las instituciones comunitarias, así como del Consejo Europeo de Jefes de Estado y de Gobierno. El Consejo de Ministros es la principal instancia decisoria de la Unión Europea, que cumple, asimismo, conjuntamente con el Parlamento Europeo, funciones legislativas. El presidente del Consejo representa también a los 27 en el exterior, en las Cumbres anuales UE-China, UE-India, UE-Sudáfrica, etcétera.

Esto quiere decir que el presidente de turno no toma ninguna decisión por sí mismo, al contrario que un presidente nacional (en Francia, por ejemplo...), y que su voz no tiene más peso a la hora de votar: como resume el sitio Toutel’Europe.fr, "el país que ostenta la presidencia de la Unión Europea ejerce responsabilidades de representación y organización". Así, en los seis meses de Presidencia francesa tendrán lugar unas 200 reuniones de todo tipo organizadas en Francia, desde las más visibles, como la Cumbre de la Unión para el Mediterráneo el 13 de julio en París, hasta encuentros técnicos con mucho menos glamour.

La Presidencia debe además trabajar con su predecesora y su sucesora, una 'troika' que evita que un país imponga su agenda a los 27. También debe coordinar permanentemente su trabajo con la Comisión Europea, con sede en Bruselas, y rendir cuentas de su labor ante el Parlamento Europeo de Estrasburgo.

2. Entonces, ¿el presidente sirve de algo?

La respuesta es "sí", aunque carezca de poder de decisión. Un 'buen presidente' en el momento apropiado puede marcar la diferencia. En momentos de crisis, la presidencia puede desempeñar un papel determinante. Todos recordarán esas horas cruciales que ha vivido la construcción europea, por ejemplo, la firma del Tratado de Maastricht, bajo presidencia holandesa, que supuso el nacimiento del euro, o los pulsos sostenidos en esos maratones presupuestarios protagonizados por Margaret Thatcher o Helmut Kohl.

Paradójicamente, es preferible que el país que ostenta la Presidencia sea uno de los protagonistas de la crisis, pues la relativa neutralidad de su función le impulsa a alcanzar compromisos para garantizar el éxito de su presidencia... Alemania sufrió ya una dolorosa experiencia presupuestaria en el pasado, cuando la Presidencia alemana de la Unión hizo concesiones que Alemania, en calidad de simple Estado miembro, ¡habría rechazado!

La presidencia francesa arranca en un clima de crisis que no se quiere nombrar (un 'incidente' para Nicolas Sarkozy), con el 'no' en el referéndum irlandés y la desconfianza popular en varios países frente a la evolución institucional de Europa. El 'problema irlandés' debe resolverse en esta Presidencia, de un modo u otro. Pero es de temer que la obsesión de los demás Estados europeos por hacer que los irlandeses vuelvan sencillamente a votar un texto ligeramente modificado transforme este momento decisivo en una engañifa.

3. ¿Qué Presidente para qué Europa?

Esta rotación semestral de presidencias, por orden alfabético, apenas si permite ir más allá de la gestión de los asuntos corrientes, por importantes que sean, adornándose tan sólo con uno o dos asuntos de mucha importancia para el país que preside (ejemplo: el Mediterráneo para Francia este semestre).

Por ello, los distintos proyectos de reforma institucional, el Tratado rechazado por franceses y holandeses en 2005, así como el Tratado de Lisboa en proceso de ratificación —que acaban de rechazar los irlandeses—, prevén reforzar esta función: el presidente del Consejo será designado para un mandato de dos años y medio. Pero este Tratado tiene todavía que entrar en vigor, es decir, el texto tienen que ratificarlo los 27... y los irlandeses ya han votado en contra.

El sistema actual corresponde a una etapa de organización sustancialmente intergubernamental, a pesar de que existan ciertos elementos de federalismo. La Unión Europea no se ha decidido nunca entre la opción intergubernamental y la alternativa federal, 'ambigüedad constructiva' que le ha permitido sin duda avanzar los primeros treinta años, pero que, hoy día, se topa con la incomprensión popular acerca de la naturaleza de una construcción demasiado desconectada de la vida de sus ciudadanos.

4. ¿Conclusión?

Dejemos las palabras de conclusión a un experto, Valéry Giscard d’Estaing, no sólo ex presidente, sino también 'padre' de la Constitución que nació muerta en 2005. En 'Le Parisien' del lunes, expresa una opinión que no deja de ser juiciosa, a pesar de su perfidia para con Nicolas Sarkozy, presentada como consejo modesto a la 'presidencia francesa de Europa':

Los franceses que, como saben ustedes, no son modestos, creen que la presidencia de la Unión consiste en dirigir Europa. Sin embargo, Europa la dirigen sus instituciones, y, durante seis meses, Francia va a ejercer la presidencia de una de ellas, el Consejo. El Parlamento Europeo o la Comisión mantienen sus estructuras. Es por tanto importante, desde luego, pero eso no quiere decir que se tenga el poder de decidir por los demás.

"En este momento, me parece que el tono adoptado por la Presidencia francesa es un tono adecuado", añade, tras "un planteamiento que iba acaso demasiado lejos con respecto a nuestros socios" al principio. Un sabio, Giscard... ¿Sabrá Nicolas Sarkozy conducirse con modestia durante seis meses?

* Artículo originalmente publicado en el medio digital francés Rue89.