La rehabilitación de la zona Noroeste arrasada por el fuego en 1994 concluirá en verano de 2009

Murcia.-  Las obras de rehabilitación de las zonas de la comarca del Noroeste arrasadas por el incendio ocurrido en julio de 1994 concluirán en un año, dijo hoy el consejero de Desarrollo Sostenible, Benito Mercader.

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(EFE)

El consejero de Desarrollo Sostenible, Benito Mercader.

Estas obras, que permitirán la regeneración de más de 2.000 hectáreas, se enmarcan en el Plan de Restauración de Zonas Incendiadas en la comarca del Noroeste y cuentan con un presupuesto de seis millones de euros, cofinanciados por el Instrumento Financiero del Espacio Económico Europeo y la Comunidad Autónoma.

Mercader, que presentó hoy en Murcia el citado plan, indicó que esta iniciativa, incluida en la Estrategia Forestal de la Región, servirá para que aumente la biodiversidad y la superficie cubierta por vegetación forestal, logrando una reducción de la erosión y mejorando el ecosistema y las condiciones de vida de la fauna.

Los trabajos incluyen la construcción de una pista de aterrizaje para helicópteros de apoyo para la extinción de incendios forestales en la Sierra del Gavilán, y la rehabilitación del vivero del Bebedor, en Moratalla.

Sobre éste último explicó que contará con dos zonas, el vivero y el Arboretum, que se utilizará como jardín botánico con el objetivo de mostrar a los ciudadanos los hábitat de la Región por pisos bioclimáticos y que contará con un bosque con un riachuelo y una zona especial para invidentes, en la que podrán conocer esta diversidad a través del tacto.

El proyecto incluye asimismo tratamientos selvícolas sobre 1.274 hectáreas de la Sierra del Algaidón; la recuperación de especies que desaparecieron parcial o totalmente en el incendio; la corrección hidrológica de ramblas con problemas de erosión; la reparación de la red principal de caminos.

La vegetación original existente en la zona antes del incendio, que afectó a los municipios de Moratalla, Caravaca de la Cruz y Calasparra, estaba constituida por arbolado de pino carrasco mezclado con monte bajo de especies más frágiles como lentisco, enebro, arnacho o coscoja.

Además las ramblas, barrancos y zonas al pie de los montes, donde hay más disposición de agua, contaban con especies como la cornicabra, el madroño o el durillo y en las zonas rocosas existían zamarrilla de roca, oreja de roca, pendienticos de la virgen y chumberillo de lobo, entre otras.

Tras el incendio, se produjo una reducción drástica de animales y especies vegetales, algunas de ellas muy sensible a los cambios y que aún siguen sin recuperarse.

Otras, como el pinar, rebrotaron de una forma desordenada y precisan un tratamiento selvícola con el objetivo de que los ejemplares crezcan con fuerza y dejen espacio a otras especies autóctonas.

Asimismo, en las zonas en las que después del incendio no surgió la vegetación, el Plan fija medidas de reforestación con especies autóctonas, lo que sirve para luchar contra la erosión del suelo y la desertificación, y la mejora de los caminos de acceso, que posibilitará que se puedan realizar con más efectividad las labores de vigilancia y de extinción de incendios.