Barcelona.- El periodista Julián Lago se desnuda en su último libro, "Un hombre solo" (Styria), donde desvela algunos secretos de los personajes más famosos de este país y critica la "farándula del mundo periodístico", según ha explicado el mismo autor a Efe.
Imagen del periodista Julián Lago.
En el libro, Lago se equipara al payaso Henry Böll e igual que él siente que así ha sido su vida en los medios de comunicación, donde uno se crea un personaje prefabricado "a través de una escenografía, luces de neón y la gente aplaudiendo".
Sin embargo, reconoce el escritor que cuando todo esto se acaba "uno se encuentra y se siente solo" y entonces "te encuentras con la persona que realmente eres", junto con "tus propias miserias y con el lado más oscuro de uno mismo".
Por eso, el vallisoletano dice que su vida ha sido como "la de un payaso", un personaje que "sale a la pista para hacer reír y entretener a la gente" y cuando se va al camerino "se queda sólo con su propia realidad triste".
Julián Lago, con la muerte en los talones, se quedó cinco días sin salir de una bañera llena de agua, donde reflexionó sobre la vida que había llevado y se dio cuenta que había sido "un canalla, un infiel y un prepotente".
Eso, para el escritor fue lo "más desgarrador", darse cuenta de "cuál era mi lado más negativo" y decirse a sí mismo "todo lo malo que había sido".
En este sentido, "a lo largo de mi vida siempre he ido por el camino equivocado", como unos vaqueros del oeste americano que se encuentran en un cruce con dos postes, uno dirección a San Luis y el otro a San Francisco, el problema, es que los dos vaqueros eligen su destino sin saber que el viento había colocado los postes en dirección opuesta.
"Entonces -dice Lago- mi conclusión es que he ido toda mi vida en la dirección equivocada, en diligencias inadecuadas y en compañías inapropiadas".
Para el periodista escribir este libro le ha ido muy bien y ahora se siente mejor, porque "me he desnudado de mis miserias".
"El soneto de mi vida" de José Hierro aparece tanto en el inicio como en el final del libro y es que para Lago el verso "supe que todo era nada" resume lo que había sido su vida hasta entonces.
Esto es así porque "cuando lo tuve todo, el éxito y la fama" -dice Lago- "me di cuenta de que no tenía nada", ya que interpreta que el "todo es la esencia de uno mismo y la nada, nuestras adherencias sociales" fruto, por ejemplo, de la fama.
En esta línea, con este libro, Lago se desnuda de la nada para quedarse con el todo.
Por eso, cree que, en su caso, la literatura "es terapéutica", añade que "lo que a mi me ha curado ha sido la poesía" y reproduce la frase del argentino ganador del premio Cervantes Juan Gelman, quien dice "la poesía no la escribes, ella te describe a ti".
Al respecto, dice Lago que este libro no lo ha escrito él, "sino que ha sido mi mano quien ha descrito mis impulsos eléctricos", ya que para redactarlo "no he utilizado la cabeza, sino el corazón".
En este orden de cosas, su libro "son casi unas memorias" y no unas memorias, ya que no tiene el orden cronológico de este género, sino que lo ha escrito "de memoria, de los recuerdos de mis sentimientos".
Julián Lago, que ha trabajado y colaborado en diversos medios de comunicación como "El Periódico de Catalunya", "El Mundo", "La Razón" o la Cadena Cope, ha afirmado que los medios de comunicación ya no son lo que eran, "sino que ahora son una factoría de mentiras prefabricadas en un despacho".
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