El frente del Ebro se llena con "Iceberg",un grito contra la destrucción del planeta

Zaragoza.-  La Exposición Internacional de Zaragoza 2008 estrenó hoy al fin el espectáculo "Iceberg", una fábula apocalíptica sobre la destrucción del planeta con final feliz que pudieron contemplar miles de personas desde el frente fluvial del Ebro.

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(EFE)

El espectáculo del Iceberg en la Expo que actualmente se celebra en Zaragoza.

El río pudo finalmente convertirse en escenario natural del montaje, una llamada de atención sobre las previsiones desoladoras por el calentamiento de la Tierra que presenta al hombre como responsable y víctima de los desastres naturales y, al mismo tiempo, en la esperanza para superarlos.

Con un impresionante despliegue visual, al espectáculo, que no pudo inaugurar la Expo por la crecida del Ebro, se unieron esta noche más de 400 tambores de los nueve pueblos de la Ruta del Tambor y del Bombo turolense y un castillo de fuegos artificiales como colofón.

"Iceberg. Sinfonía poético visual" plantea un viaje que comienza con el salto al Ebro de varios pingüinos desde lo alto de la estructura, que se rompe y se divide como consecuencia de la acción del hombre en varios bloques y se convierten en inmensas pantallas donde se proyectan imágenes apocalípticas, acompañadas por una música impactante y lemas de toma de conciencia.

Una gran cara humana "cibernética" con una imagen de la Tierra y situada en una plataforma giratoria surge del iceberg, causante y observadora de la destrucción, mientras en los bloques de hielo se muestra la contaminación de los mares y el consumo desenfrenado del hombre, a la misma velocidad que genera residuos.

Demoliciones de edificios, un camión destartalado con residuos resbalando por la lengua de la cara hasta caer sobre el hielo y los rostros de la tristeza, de niños víctimas de la radiación, evidencian la capacidad del hombre por acabar con el planeta, hasta que cobra de nuevo protagonismo el cráneo, con largas chimeneas humeantes.

La tala y quema de árboles y la desertización se abren paso en la pantalla, mientras que en los bloques de hielo se proyectan devastadores incendios hasta que un adolescente surge corriendo entre las llamas como símbolo de la lucha por la supervivencia de la especie y abre una brecha de esperanza, en forma de géiser.

Entonces la cara de un bebé llena por completo todas las pantallas como símbolo de una nueva vida y el iceberg se recompone, en esta ocasión al ritmo de los tambores e iluminado por el multicolor castillo de fuegos.