Los madrileños conocen mejor los límites de velocidad pero los respetan menos

Madrid.-  Los conductores madrileños conocen mejor los límites de velocidad que el resto de los españoles, pero también admiten que los superan más frecuentemente, ya que se dan a sí mismos una puntuación media de incumplimiento de 3 sobre una escala de 10, frente a los 2,4 de media en el resto del Estado.

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(EFE)

Los conductores madrileños conocen mejor los límites de velocidad que el resto de los españoles, pero también admiten que los superan más frecuentemente.

Así se desprende de los datos del II Estudio ARAG sobre Seguridad Vial, hechos públicos hoy, y dentro de los cuales Madrid destaca por la singularidad de sus resultados, ya que en muchas de las preguntas presenta cifras muy diferentes de las de el conjunto del país.

La encuesta, que en esta ocasión se centra en la opinión de los conductores sobre la velocidad en el tráfico, muestra que, por ejemplo, el 51,5 por ciento de los madrileños encuestados conoce el límite de 90 kilómetros por hora en carreteras convencionales, frente a sólo el 36 por ciento de media en el resto de comunidades.

Sin embargo, otorgan una menor peligrosidad al exceso de velocidad, con 7,82 puntos sobre 10, mientras que en el resto de la geografía española se atribuye un 8,28 a este factor.

Asimismo, solamente el 61 por ciento de los madrileños considera que los accidentes disminuirían si todos los conductores respetaran los límites de velocidad, frente a casi el 67 por ciento del resto de España, mientras que un 34 por ciento de automovilistas de esta comunidad expresa su desacuerdo con los actuales límites, frente al 24,4 por ciento en el resto.

Respecto a uno de los temas más conflictivos relacionados con la velocidad, la instalación de radares fijos y la ubicación de los mismos, los conductores madrileños dan en general una valoración más negativa al plan de la DGT y son más críticos con los lugares en los que se colocan estos dispositivos.

Un 6,8 por ciento de los habitantes de la Comunidad de Madrid piensa que la filosofía de este plan es recaudar dinero, y no reducir el número de accidentes, un porcentaje más alto aunque similar al del conjunto del Estado (6,2).