Los 10.000 panecillos de San Antonio, agotados en poco más de tres horas

Valladolid.-  Poco más de tres horas han tardado en venderse los 10.000 panecillos de San Antonio de Padua que hoy, con motivo de la festividad del Santo, se han puesto a la venta en la parroquia de la Inmaculada de Valladolid con fines benéficos, para destinarlos a los más pobres.

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(EFE)

Unos 12.000 panecillos se reparten hoy en Valladolid, con motivo de la Festividad de San Antonio de Padua, en un acto que organizan los Padres Franciscanos, quienes destinarán los donativos recaudados a las misiones.

Decenas de vallisoletanos, en su mayoría mujeres, se han agolpado en la iglesia franciscana desde primera hora de la mañana para comprar los tradicionales panecillos, que una hora y media antes de la misa de las 12:30 horas ya se habían acabado, han confirmado a EFE los encargados de la venta.

"Es una locura. No sé qué tiene San Antonio que produce un fervor religioso que hasta a mí me sorprende", ha dicho a EFE el párroco de la iglesia, Francisco Javier Guridi, sobre esta tradición que homenajea la proximidad del Santo con los pobres.

De hecho, la iconografía tradicional suele representar al Santo franciscano, nacido en 1195 en Portugal, con un niño entre sus brazos o compartiendo un pan con los más necesitados, ha explicado el párroco.

Por este motivo, los aproximadamente ochocientos euros que este templo espera recaudar este año con la venta de los panecillos se destinarán a los pobres que acuden habitualmente a la parroquia y a la ONG franciscana Tau, que trabaja con las madres necesitadas de Bolivia.

Cada feligrés suele llevarse, según ha indicado a EFE una de las vendedoras, de tres a seis panecillos, aunque hay alguno que ha llegado a comprar hasta cincuenta de una sola vez.

La mayoría acude desde hace varios años por devoción al Santo y porque la recaudación de la venta se destina a los más necesitados, como es el caso de Ana Paz, una vallisoletana de 80 años que recuerda llevar comprando los panecillos benditos desde hace unos veinte y que, en esta ocasión, se ha llevado seis piezas.

Otros, como Isabel Mellén, de 61 años, compra los panes porque realmente cree que, al estar bendecidos, tienen propiedades curativas y, con esa intención, los regala a familiares y vecinos.

"Llevo varios años viniendo y, como el año pasado me quedé sin ellos, éste he venido más pronto", comentaba sobre las 9:30 horas después de hacerse con nueve piezas recién bendecidas por uno de los frailes la parroquia, que salía a bendecir los panecillos a medida que se agotaban y llegaban más remesas.

En cambio, Mariano Pérez, un vallisoletano de 86 años que lleva comprando los panecillos desde hace unos cuarenta, se regocijaba de que toda su compra, seis panes, iba a ser sólo para él: "con esto tengo pan para dos días", comentaba.

En cualquier caso, parece que las existencias nunca son suficientes para satisfacer la demanda de todos los feligreses, porque, como explica el párroco de la iglesia, "la gente acude a por él durante todo el día, a pesar de que siempre se agota por la mañana".

No obstante, el religioso confiesa haberse reservado seis decenas de panecillos para poder ofrecérselos a los más rezagados.