Zapatero no usa el Corripio y se inventa las "dificultades objetivas"

Para afrontar la situación de "dificultades objetivas" el presidente Zapatero ha apostado por sacar a los pasillos a sus hombres más 'senior'. Mientras Solbes se marcaba una de realismo, anunciando que el precio del petróleo responde a dificultades estructurales y la subida no va a ser breve, Rubalcaba, otro experto en situaciones de tensión, anuncia firmeza y contundencia contra los transportistas que cometan ilegalidades y no permitan el abastecimiento.

(EFE)

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante la sesión de Control al Gobierno.

Fernando Corripio Pérez era un filólogo y lexicógrafo que un día de 1971 publicó un libro, el 'Diccionario de sinónimos y antónimos de la lengua española' que durante décadas ha sido manual de mesa de periodistas, escritores, columnistas, profesores o amanuenses de discursos para políticos. Las diferentes ediciones del Corripio han estado en mesas de redacciones y editoriales sin problemas, aunque algún director de periódico la esconde cuando sus plumillas entran al despacho. El diccionario de Corripio era políticamente correcto, aunque descalificado por los puristas de la RAE, hasta que en 1983 el mismo Corripio publicó el 'Diccionario de ideas afines'. Veinte años después, el movimiento de gays y lesbianas denunció que "el corripio", en su texto de ideas afines, asociaba el concepto homosexual al de "invertido" y "pederasta".

Quizá sea este último episodio el que impide al Gobierno reconocer que en algún momento ha debido de recurrir al texto de sinónimos del filólogo madrileño para buscar sustitutivos de la palabra maldita: CRISIS. Pese al desliz del ministro de Industria, Miguel Sebastián, que el otro día sí que habló de crisis, el presidente ha insistido hoy en que no, que, España no vive en una crisis, sino que atraviesa "un periodo de dificultades objetivas" y se ha negado a perder el tiempo en discusiones sobre "interpretaciones conceptuales de la situación" según le ha respondido al senador del PP, Pío García Escudero.

El equipo presidencial y el de Economía se debían de haber trabajado lo del "periodo de dificultades objetivas" -¡con lo difícil que es titular con tres palabras tan largas!-. No había pasado ni media hora del final de la intervención presidencial en el Senado, cuando el secretario de Estado de Economía, David Vegara, ha militado en la línea presidencial y en su comparecencia para valorar el dato de la inflación, ha insistido en la terminología de "periodo de dificultades objetivas"· para no "perdernos en interpretaciones conceptuales de la situación". Todo para no utilizar una palabra de tan sólo seis letras que el personal de a pie confunde con recesión en opinión del Gobierno.

Apagar el fuego

Establecido que estamos en un "periodo de dificultades objetivas" y no en una crisis, el Ejecutivo se ha dedicado a intentar apagar el fuego. ¡Qué día! Como si de contrarrestar el miedo que dan los camioneros se tratara, Zapatero y su equipo más 'senior' —Solbes, Rubalcaba, el mismo Vegara o Fernández de la Vega— se han echado a los pasillos del Senado y del Congreso —que no a las carreteras— para contener la situación, explicar los datos negativos que arrasan la economía española —y la francesa se escudaban los ministros— y pedir calma, dentro de lo que cabe.

Ha empezado el presidente del Gobierno en el Senado. Zapatero ha atravesado el edificio de la Plaza de la Marina española -sede de la Cámara- cuando ya todos los tertulianos de radios y televisiones del país habían calificado de "dramático" el dato de la inflación de mayo que como ya se había anticipado, volvía a batir records, con el 0,7%. La tasa de inflación interanual al 4,6%, la más alta registrada desde julio de 1995. El presidente reconoció la evidencia y echó la culpa al "intenso" aumento de los precios del petróleo, a los alimentos y la construcción.

En un intento de cumplir con el mensaje pactado con su equipo de Gobierno, Zapatero trató de tranquilizar los ánimos de un país que ya esas horas se había olvidado de 4-1 España-Rusia y sólo pensaba en las carreteras cortadas, que amenazan con dejarnos sin fruta fresca y gasolina. Ocurra lo que ocurra, dijo el presidente, el Gobierno no congelará el salario mínimo ni las pensiones. Y si siguen viniendo mal dadas, pues habrá que adoptar nuevas medidas. No dio pistas de cuáles.

David Vegara, el número dos de Solbes, ha afrontado la situación del mal dato del IPC con la calma del que lleva una vez al mes, durante cinco años, haciendo una valoración de la inflación. Esta mañana, la situación parecía haberle rejuvenecido, porque cuando llegó al Gobierno en marzo del 2004, el panorama no era muy diferente al actual, sólo que el barril de petróleo no estaba a 135 dólares. Como el presidente, Vegara ha insistido en que el 80% de la culpa del mal dato de mayo la tienen los carburantes. Eso sí, puede que el IPC previsto para fin de año, en torno al 3%, ya no sea "factible", aunque mantuvo el 2,3% para el PIB.

Tras Zapatero y Vegara, le ha tocado el turno al vicepresidente Pedro Solbes, que para no decir crisis improvisó lo de "situación actual muy difícil" por el petróleo. Pero Solbs ha avanzado el dato más preocupante del día: las subidas de los precios del crudo ya no responden a situaciones especulativas, sino más bienestructurales. La situación de los altos precios ya no se puede considerar "efímera".

Con responsables económicos pedían ayuda, el hábil ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba anunciaba mano dura contra los huelguistas. Las fuerzas de Seguridad del Estado actuarán con "contundencia y firmeza", para asegurar la distribución de los productos básicos.

Al atardecer, la sensación es que los 'seniors' del Ejecutivo -los Rubalcaba y los Solbes- han convencido a Zapatero de que la irritación de los ciudadanos contra los camioneros irá en aumento y los transportistas pueden ver cómo la situación se les vuelve en contra. Es más conveniente afrontar la realidad que engañar. Menos en los de decir crisis.