De vacaciones por falta de producto

MADRID.-  No importa la marca, ni el precio y, en algunos casos, ni siquiera el producto. El miedo a tener la nevera vacía si la huelga de camioneros se alarga ha cegado a muchos compradores, que ya no distinguen entre unos productos y otros. Lo importante es estar abastecido.

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"La gente se lleva hasta lo que habitualmente no se vende. Si no hay brecol, compran romanesco", comenta alucinada Katty, responsable de una tienda de congelados. "Es más -continúa-, yo misma he ido a comprar esta mañana al super y, al no encontrar leche entera, he tenido que llevarme la semidesnadata, y eso que no me gusta nada", se ríe.

Y es que la leche, el aceite y los productos frescos han desaparecido de los lineales y cámaras frigoríficas de la mayoría de los establecimientos. "Estamos reponiendo los pocos productos que aún nos quedan en el almacén, pero ya no tenemos nada de leche ni aceite", nos cuenta una reponedora de un supermecado. Mientras tanto, el carnicero de este mismo local saca brillo al mostrador, pues apenas le queda género que vender. "Desde el sábado han arrasado con la carne; no me queda nada ni en la cámara frigorífica", explica sorprendido. "Si las cosas siguen así -bromea el encargado del supermercado-, en un par de días, todos de vacaciones.

El último recurso

Los comercios más pequeños, regentados en su mayoría por extranjeros, son el último recurso para los más despistados. "Ayer por la noche llegaron varios clientes desesperados buscando productos de primera necesidad que no habían encontrado en sus supermercados habituales", asegura Mariceli, responsable de una tienda llamada "La Despensa". Pese al nombre, apenas tiene ya producto almacenado. "No nos queda ni fruta ni verdura, y ya no nos llega ni pan gallego ni alemán, ni nada de bollería francesa", comenta Mariceli. La leche es otro de los productos más demandados; sólo le queda una docena de bricks.

Más previsores han sido los propietarios de nacionalidad china de un local cercano. "Los mayoristas nos previnieron para que adquiriésemos más producto del habitual, y de momento no estamos teniendo problemas de desabastecimiento", asegura el dependiente. En su opinión, el panorama que hoy presenta la tienda, con las estanterías repletas, puede cambiar "radicalmente" a partir de la próxima semana, "si la huelga sigue".

Psicosis ¿general?

Pero la psicosis no es algo generalizado en la totalidad de la sociedad española. Principalmente han sido los mayores y las parejas con hijos quienes han acudido más rápidamente a abastecer sus hogares. Los jóvenes, sin embargo, viven la huelga de forma más despreocupada. "Yo no tengo miedo a que la huelga dure mucho tiempo", afirma un joven que se lleva una bolsa con una tarta congelada.

Y también están los críticos. "No hace falta almacenar en casa para un regimiento -nos dice una clienta-. Cada uno debería lllevarse sólo lo que necesita", afirma. Y su compañera añade: "Habría que mirar un poco más por el prójimo, porque los excesos de algunos los vamos a pagar todos, cuando los precios suban por la escasez", comenta inidignada.