Brasil recibirá el gas boliviano pactado y Argentina debe resignarse con poco

La Paz.-  Brasil no tendrá problemas para recibir la provisión pactada del gas boliviano, mientras que Argentina debe conformarse en invierno con bajos volúmenes como consecuencia de la poca inversión petrolera en Bolivia y las prioridades del Gobierno de Evo Morales.

Este hecho se deduce de opiniones de analistas consultados hoy por Efe y de la confirmación por parte del ministro boliviano de Hidrocarburos, Carlos Villegas, de que la producción de gas (deficitaria frente a los compromisos) se distribuye primero al mercado interno, después a Brasil y, por último, a Argentina.

"Hemos conversado con ellos en términos de que nuestra primera prioridad es mercado interno, segundo Brasil, y tercero Argentina", comentó hoy Villegas a la prensa, en alusión a una reunión celebrada hace dos semanas en Caracas con sus homólogos de esas naciones Edison Lobao y Julio De Vido, durante un encuentro regional.

Bolivia actualmente exporta a Brasil 30 millones de metros cúbicos diarios y a Argentina entre 1,65 y dos millones en promedio, que, en el mejor de los casos, representa una cuarta parte de los 7,7 millones de metros cúbicos diarios contratados por los argentinos para este año.

El Estado boliviano destina seis millones de metros cúbicos diarios para cubrir su demanda interna, a los que se suman otros dos que las empresas del país usan para operaciones propias del funcionamiento.

El analista Francesco Zaratti dijo a Efe que en el caso de Brasil, país que tiene un contrato duro con Bolivia que castiga los incumplimientos, tampoco deberían existir dificultades debido a que Petrobras tiene participación en la producción, el transporte y la comercialización del gas boliviano.

"Con Argentina se va seguir exportando, aunque cantidades siempre menores, por lo menos hasta poder incrementar la producción o hasta que se le acabe la paciencia a Argentina y busque proveedores más confiables", apuntó Zaratti.

Las prioridades de Bolivia no cambiarán en el corto plazo ni hay perspectivas de que aumente la producción de gas estancada debido a las bajas inversiones petroleras, que han caído a un rango de entre 150 y 180 millones de dólares en 2007, frente a 442 millones de dólares en 2000.

Un informe difundido hoy por la Cámara Boliviana de Hidrocarburos (CBH), que agrupa a todas las petroleras del país, señaló que la producción de gas ronda los 40 millones de metros cúbicos diarios, mientras que todos los contratos vigentes demandan 55,7 millones.

Para 2010, la demanda creciente de Argentina, más el proyecto siderúrgico de Mutún, fronterizo con Brasil, pueden incrementar la cifra a 74 millones de metros cúbicos diarios, el doble de las entregas de gas registradas en 2007, según la CBH.

No obstante, el ministro Villegas dijo que de momento no era urgente atender al Mutún, donde opera la minera india Jindal.

Pero, además, en el sector se han planteado interrogantes sobre la capacidad de gestión por parte de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) en las empresas Andina, Chaco y Transredes, cuya nacionalización decretada por Morales el 1 de mayo pasado aún cumple trámites para su consolidación.

Andina y Chaco son productoras del gas que consumen en Brasil y Argentina y Transredes es prácticamente la única firma importante en el transporte de los carburantes por gasoductos hacia sus mercados.

Al respecto, Villegas insistió hoy en que, a su juicio, la nacionalización de esas firmas no va tener "ningún efecto sobre el mercado interno, sobre Brasil, ni sobre Argentina".

No obstante, Zaratti comentó a Efe que la medida ha "agudizado" los problemas del sector, uno de ellos referido a "la perdida de credibilidad del país en el ámbito internacional y regional".

Al contrario de lo piensa el Gobierno, Zaratti dijo creer que las políticas oficiales no garantizan las inversiones y cuestionó la capacidad de gestión de YPFB para controlar el negocio.

"Aún en el marco de la ideología del actual Gobierno, respaldada por gran parte de la población, se requiere mayor pragmatismo y la comprensión del negocio que permitan a las empresas jugar el rol que les corresponde, rol que el Estado o YPFB, no están en condición de cumplir", apuntó Zaratti.