La crisis colombo-ecuatoriana protagoniza hasta el último momento la Asamblea de la OEA

Medellín (Colombia).-  La XXXVIII Asamblea General de la OEA culminó hoy, tras una intensa jornada de sesiones plenarias en las que destacaron viejas demandas de países latinoamericanos y que tuvieron, como era de esperarse, en el conflicto colombo-ecuatoriano su punto culminante.

Este asunto eclipsó, al menos públicamente y hasta el último momento, el tema central de la Asamblea, que aprobó por aclamación la Declaración de Medellín sobre "Juventud y valores democráticos".

El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, calificó la Asamblea como "buena" y aseguró que se han "cumplido los objetivos", mientras que el canciller colombiano, Fernando Araújo, destacó el ambiente "positivo y constructivo" en el que se desarrolló el foro.

Para el titular de la OEA el tema de esta Asamblea, "Juventud y valores democráticos" ha sido un área de trabajo nuevo para el organismo, que nunca se ha centrado con profundidad en este tema.

A partir de la declaración, la organización tiene mandatos para promover, entre otras medidas, una mayor participación de los jóvenes en las actividades de la OEA y apoyar el intercambio de prácticas óptimas en el hemisferio en la investigación de los problemas que afectan a la juventud y sus posibles soluciones.

Insulza se mostró satisfecho con la manera en la que los cancilleres trataron el tema de la juventud, al recalcar que solía decir cínicamente que en las Asambleas de la OEA se hablaba de todo, menos del asunto que había sido fijado para el encuentro y que este año, sin embargo, se habló mucho de los jóvenes y sus problemas.

A la Asamblea en Medellín asistieron 27 cancilleres, lo que supuso "casi un récord" en la historia de esta organización, dijo el máximo responsable del organismo interamericano, lo que a su juicio muestra el "interés de los países" por reunirse en este marco multilateral.

El tono general de la Asamblea se caracterizó por la ausencia de polémicas y tensiones exaltadas, si bien hubo momentos para todo.

Pero desde el principio, el encuentro entre los cancilleres de las Américas se desarrolló bajo la sombra del conflicto colombo-ecuatoriano y, conforme a las expectativas, las diferencias entre los dos países dieron para muchos titulares en los días previos y en los tres días de sesiones oficiales.

En los discursos inaugurales, tanto el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, como Insulza se refirieron a este tema y al origen que causó la crisis bilateral entre los dos países vecinos.

El terrorismo, la violencia, la necesidad de lograr el apoyo de los países en la lucha contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el narcotráfico y los polémicos ordenadores de "Raúl Reyes" fueron asuntos omnipresentes en la Asamblea.

De hecho, fueron motivo de un breve enfrentamiento entre Estados Unidos y Venezuela cuando el subsecretario de Estado, John Negroponte, afirmó que "no hay duda" de que las FARC han buscado refugio en territorio venezolano.

Estas declaraciones molestaron al canciller venezolano, Nicolás Maduro, quien lo llamó "funcionarillo" con un "prontuario criminal".

Pero el tema "estrella" de la Asamblea fue claramente Colombia y Ecuador, que tuvo su momento culminante en la XXV Reunión de Consulta de Cancilleres de las Américas, donde Insulza presentó su informe sobre los avances que los dos países han logrado desde la suspensión de las relaciones diplomáticas en marzo.

El secretario general se mostró optimista sobre el acercamiento de posturas entre las dos naciones vecinas, al resaltar que ha habido "avances importantes" en el restablecimiento del clima de confianza.

La reunión permanecerá abierta y, en un plazo de dos meses, los cancilleres volverán a encontrarse para evaluar los progresos.

Así, como era previsible, y la propia canciller ecuatoriana, María Isabel Salvador, adelantó, la Asamblea concluyó sin que los dos países hayan restablecido sus relaciones.