Las gafas del CQC

Los de La Sexta me han mandado las gafas del CQC. Unas Ray-Ban originales, con su funda, su toallita limpiadora y todo. No una copia cutre, como las que me enviaron en su día los de Telecinco. Y la verdad es que no me han podido llegar en mejor momento: con ellas puestas, y las persianas bajadas, contemplé el desfile de fariseos en el juicio por injurias de Gallardón contra Jiménez Losantos. Escuché las dos preguntas de Ibarretxe, el hombre con una sola idea ("referéndum, referéndum, referéndum…") en la cabeza. Me sorprendí al ver que, en pleno 2008, nos alegramos de que España deje de fabricar bombas racimo. Contemplé la subida de la inflación y los precios, observé a una mujer acuchillada en el cuello (¿descabellada?), y hasta vi el nuevo CQC en su nueva ubicación.

(La Sexta)

El nuevo CQC

Las gafas negras ayudan a proteger mis maltratadas pupilas de la realidad televisiva. Y vital. Con la realidad y la tele sucede como con los eclipses de sol: no conviene observarlos directamente. Los astrónomos aseguran que se trata de fenómenos tan intensos, que desprenden tanta radiación, que pueden dañarnos la vista para siempre. Necesitamos un filtro para sobrevivir.

Las gafas del CQC han sido, durante los últimos doce años, un símbolo de televisión de calidad. Un huerto de plantas aromáticas en mitad de un erial sembrado de ñordas de mula. Y eso que con el CQC me pasa como con el Barça: estoy convencido de que después del Dream Team ya nunca nada volverá a ser igual. Es decir, que me quedo con el primero, el de Wyoming, que llegó a nuestras pantallas como un elefante a una cacharrería y puso patas arriba la forma de hacer televisión de entretenimiento. Parecía muy sencillo: algo de periodismo, mucha mala uva y la obligación de meter el dedo en el ojo a políticos y otros maleantes. Pero no debe ser tan sencillo, cuando después de los años esa misma fórmula, sin apenas cambios, sigue siendo válida.

La Sexta no ha querido tocar algo que funciona, y que se ajusta de maravilla al espíritu de su programación. Su CQC es muy similar al de Telecinco, con el mismo formato, manteniendo secciones, un plató parecido, el mismo abuso de la posproducción… Apenas se nota el cambio a nivel visual. En cuanto a contenidos, tampoco hay grandes novedades. El misterio está en los hombres de negro. ¿Funcionará la chica-borde? ¿Surgirá un nuevo Carbonell? ¿Hay feeling en el trío de presentadores? De cualquier manera, y si no sucede nada extraño, el programa se asentará, encontrará el tono que les interesa, y se convertirá en un valor seguro dentro de la programación de la cadena.

Dicho esto, hay dos cosas que me preocupan. La primera, que desde el primer CQC, en 1996, no haya surgido en la televisión española ningún programa en una onda similar. Es decir, televisión para gente que no engulle televisión, que lee periódicos y hasta libros, que está informada, que desprecia el 90% de la programación habitual. Un programa de cierta calidad, no sé si me entienden… La segunda, el progresivo descenso en el nivel de los presentadores. Wyoming, Fuentes, Frank Blanco… Y en el de sus respectivos séquitos.

En nuestra televisión, parece evidente que la posibilidad de ser sorprendidos es una utopía. Mantengan al menos los niveles de calidad, amigos de La Sexta. Por lo de las Ray-Ban, digo.

Un motivo para no ver la televisión

The Felice Brothers

Team Love Records

Tercer disco de una de las sorpresas más agradables de los últimos años. La banda de los hermanos Felice, cuatro músicos descomunales de Palenville (Nueva York) con aspecto de protagonistas de una versión actualizada de "Las uvas de la ira", lo han vuelto a hacer. Tras un segundo disco formidable ("Tonight At The Arizona") han grabado una nueva colección de inolvidables canciones campestres a ritmo de rock (y de muchas cosas más).

The Felice Brother recuperan el espíritu de The Band, el mejor grupo que acompañara nunca a Bob Dylan. Y suenan como si su piano estuviese sumergido en una piscina, como si Levon Helm fuese su padre o como si su mundo fuese a estallar al terminar la canción. Acordeones, tablas de lavar, steel guitar… Son la auténtica música Americana. Escuchen, por lo que más quieran, "FrankiesŽs Gun"…

"FrankiesŽs Gun" en una rabiosa versión en directo

Algo más reposados, "Her Eyes Dart Round"

Video clip de "Trouble Been Hard"