El perro de la lluvia

Tom Waits ya no es el borrachuzo somnoliento que, vestido como un vagabundo, arrastraba sus tormentas interiores por las pensiones más infames de la Costa Oeste americana. De eso hace ya mucho tiempo. Hoy Waits es un tipo puntual, amable y hasta cariñoso que bebe té, se interesa por el flamenco, chapurrea frases en español y se esfuerza por agradar al periodista, por buscar juntos un buen título para la entrevista. "¿Qué tal sólo 'soy un perro de la lluvia'? A mi me parece desconcertante, pero con fuerza", me sugirió hace años en París, poco antes de subir al escenario del Olimpia.

(EFE)

El cantante estadounidense Tom Waits, durante una actuación.

Hace más de treinta años Tom Waits (1949, Pomona, California,) era la oveja negra de una generación de grandes cantautores norteamericanos. Lou Reed, Springsteen, John Hiatt, Tom Petty, Bob Seger, Warren Zevon, Patti Smith… Waits les retó desde el fondo de la barra del bar, apoyado en la tragaperras, junto a la puerta de los servicios: su primer disco, 'Closing Time' (Asylum, 1973) era una obra majestuosa, innovadora, eterna. Después de aquello el músico más impredecible de Los Angeles, hoy grandioso, mañana trompa, descendió a las alcantarillas, se arrastró por los infiernos… y sobrevivió para contarlo. Hoy es un artista total: cantante, compositor, pianista y actor. Un gran actor que ha hecho de su vida una ficción beat. ¿Recuerdan el comienzo del aullido de Ginsberg? "Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas histéricas desnudas, arrastrándose por las calles de los negros al amanecer en busca de un colérico pinchazo". ¿Los recuerdan? Pues Waits estuvo allí, tomándose unas copas con ellos, y hoy está aquí para recordarnos a que huelen los estercoleros del alma.

Para entrar en el 'universo Waits' sólo hace falta dejar que entre la madrugada, abrir una botella de Wild Turkey y pinchar a volumen generoso cualquiera de las canciones de sus seis discos fundamentales: el ya citado 'Closing Times', el barriobajero 'Small Changes' (76), el inagotable 'Swordfishtrombones' (83), los iconoclastas 'Rain Dogs' (84) y 'FrankŽs Wild Years', y el reciente (y amplio) 'Orphans' (07). El Waits del siglo XXI está casado con Kathleen Brennan, su mejor colaboradora, es padre de tres hijos y sigue ajeno a las reglas de la industria. ¿Quiere saber más sobre este perro de la lluvia, uno de esos canes que, mojados, apestan? Lea 'Tom Waits, conversaciones, entrevistas y opiniones', el magnífico libro que Mac Montandon ha publicado en nuestro país en una magnífica edición de Global Rhythm.

En España Waits es una leyenda. No entre los protagonistas de sus canciones, perdedores y forajidos, sino entre élites dispuestas a pagar más de cien euros por una entrada por verle sobre un escenario. Existe incluso un festival en Palma de Mallorca, llamado 'Waiting for Tom Waits', que se celebra cada año y que sueña con alcanzar la gloria organizando una actuación del cantautor de Pomona.

Una realidad: cuando Tom Waits actúe en San Sebastián y Barcelona, los próximos días 12, 14 y 15 de junio, ya sólo nos quedará Tom Petty. Me refiero a cuentas pendientes, a grandes músicos norteamericanos que aún no han visitado España.

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