Bodas a la fuerza: musulmanes europeos rompen el silencio sobre esta práctica

Unas 3.000 mujeres en el Reino Unido son víctimas cada año de los matrimonios forzosos. En Holanda, en el 2007, se registraron más de un centenar de casos relacionados con delitos de honor y, de ellos, más del 50% fueron a causa de bodas a la fuerza. Los escasos estudios en este campo apuntan a que el problema en los países de la Unión Europea es mayor de lo que las cifras oficiales sugieren inicialmente.

(EFE)

Los matrimonios forzosos no están justificados en el Islam.

"Hay un muro de silencio respecto a este tema dentro de las comunidades que lo practican, como la musulmana. En muchos casos no sabemos ni qué está pasando", explica Tariq Ramadan, profesor de Estudios Islámicos del St. Anthony's College de Oxford. "La presión es tan fuerte que los implicados en estas uniones piensan que debe ser así. No lo hablan con nadie y no se niegan" agrega Ramadan, quien ha venido a España esta semana para presentar una iniciativa internacional destinada a erradicar esta costumbre.

La campaña tiene su origen en la actividad de la Plataforma de Organizaciones Islámicas de Rijnmond (SPIOR) de Holanda. Su portavoz, Marianne Vorthoren, señaló durante la presentación del proyecto en la sede de Casa Árabe de Madrid, que su organización ha detectado un aumento del número de chicas que escapan de sus familias para huir de un matrimonio a la fuerza.

Vorthoren añadió que en Rotterdam, ciudad donde trabaja, hay un claro incremento de los conflictos que genera esta práctica cultural y subrayó que no hay datos globales del número de personas afectadas porque son acuerdos que "se gestionan dentro del marco familiar".

Existe la dificultad añadida -explica- de que es muy difícil establecer una línea de demarcación clara entre lo que constituye un simple "papel asesor" de los progenitores (sus consejos a los hijos sobre una futura boda), y forzarlos a un matrimonio con un consorte específico.

Según un estudio de marzo pasado realizado en el Reino Unido, que analizaba casos en la ciudad de Luton donde habitan muchas familias originarias del subcontinente Indio, al menos unas 300 personas víctimas de esta práctica se habían puesto en contacto con organizaciones locales en busca de ayuda. Significativamente, la Unidad contra los Matrimonios Forzosos , creada por el gobierno británico hace tres años y que ofrece asesoramiento también mediante un servicio online, manejó una cifra de casos similar, tres centenares, pero para todo el territorio del Reino Unido. Eso en un país donde las bodas forzosas están prohibidas por la ley.

¿Imposición legal?

"Yo dudo de que una legislación específica contra los matrimonios forzosos pueda ser eficaz", dice Mohamed Chaib, director del Centro Cultural Ibn Batuta y diputado del Partido Socialista de Cataluña. "Lo que hay que hacer es educar a las familias en los derechos que la mujer musulmana ya tiene, como el Código de Familia marroquí, uno de los más avanzados del mundo árabe-musulmán y que hemos traducido al español y al catalán. También, explicarles las leyes de igualdad vigentes en España o las relativas a los derechos de la infancia, porque muchos desconocen estas regulaciones".

"Si el tema intenta imponerse desde fuera, los musulmanes pueden percibirlo como una invasión de sus derechos. Puede generar la reacción de: 'por qué se meten en nuestras vidas privadas', en una prohibición que ellos no acaban de aceptar".

Que el cambio de mentalidad debe llegar desde dentro es algo en lo que coinciden Vorthoren y Ramadan, quien insiste en la importancia de recordar y concienciar a los musulmanes de que los matrimonios forzosos no tienen ninguna justificación en el Islam: "No podemos aceptar que estos enlaces se hagan en nombre de la religión cuando no es algo islámico".

Ese mismo argumento lo subraya Mohamed Al Afifi, portavoz del Centro Cultural Islámico (Mezquita de la M30) de Madrid. "Un matrimonio forzoso es ilegítimo para el Islam, que requiere el consentimiento de las dos partes contrayentes. Además, esta práctica no sólo afecta a los árabes-musulmanes sino también a los chinos, los somalíes y otras comunidades de África subsahariana, por dar algunos ejemplos".

Este es el motivo por el que Abdel Hasib Tastineida, director del Centro Islámico de Granada, se muestra partidario de desligar este debate de lo musulmán. "La práctica corresponde a las costumbres culturales de determinados pueblos. Por ejemplo es común en la India y Paquistán pero muy poco frecuente en el Magreb, de donde procede la mayor parte de la comunidad musulmana que vive en el sur de España. Yo me desentiendo de eso porque no tiene que ver con la religión".

Pero Ramadán disiente: "Sabemos que a muchos jóvenes musulmanes (la mayoría chicas pero también chicos) se les somete a esta práctica y no saben cómo escapar a ese terrible destino. No podemos permanecer callados. Eso sería una cobardía cómplice".