El surrealista espectáculo del PP

Lo nunca visto: militantes manifestándose contra el presidente de su propio partido. Una escena digna de una película de Buñuel. 'Dimite hoy, Mariano Rajoy'. Las bases administran al líder la medicina que él recetó durante la pasada legislatura al Gobierno. Spain sigue siendo different.

(EFE)

La insurección de los militantes contra Rajoy.

Mª José Menéndez se presenta desde hace 20 años por el PP en el País Vasco. En las últimas elecciones lo hizo por el pequeño municipio de Mutiloa (Guipúzcoa) y se considera con demostrada autoridad como para opinar que Rajoy es "una mala persona". ¿Por?, pregunta esta web. "Porque ha logrado que se vaya María San Gil, que es un referente en el País Vasco. Lo de Pizarro no tiene nombre. Le saca de su empresa y luego ni le mira a la cara, le arrastra por el barro". Pero, ¿usted considera que el PP ha cambiado sus principios?, insistimos. "Han dejado las ideas de María en la famosa ponencia pero no piensan cumplirlo. España es una nación y ahora van a negociar con los nacionalistas". Una amiga suya apostilla, "Que se deje de lentejas, vaya campaña penosa que hizo". Alrededor de no más de 200 personas, de las que cerca de la mitad son periodistas que disparan, escriben y graban como si no se creyeran lo que están presenciando. Es la primera vez que cubren una manifestación de militantes de un partido contra su propio presidente. Serán jubilados y amas de casa, a los que se ha sumado algún pipiolo desorientado, pero son militantes, al fin y al cabo, una representación activa de las bases.

"Dimite hoy, Mariano Rajoy", "Queremos a María", "Fuera Gallardón", "Esperanza, presidenta", son algunas de las consignas pronunciadas por una mayoría que no esconde quién se las ha inculcado. "Yo siempre escucho a ver qué dice Federico -comenta un manifestante refiriéndose a Federico Jiménez Losantos- para enterarme de por dónde hay que ir'. En un corrillo de los muchos que se forman entre los militantes unidos ante Rajoy arremeten contra Pedro Arriola, el fontanero mayor de Aznar, que heredó su sucesor después. Marido de Celia Villalobos, para más señas. Una pareja a la que los vociferantes peperos tildan de 'comunistas'. A él, en concreto, le apodan 'Chauschescu'. Lo comparan con Ceauşescu, el comunista dictador rumano que desde 1967 a 1989 se mantuvo en el poder. Lo más curioso del asunto es que si Arriola se plantase delante de su cara, no le reconocerían. Este grupo de adoctrinados alborotadores, de hecho, no ha sido capaz de identificar a José María Lasalle, el hombre en el que se escudó María San Gil para negarse a apoyar la ponencia política, cuando se ha asomado a la entrada de la sede en Génova para otear el panorama. Y eso que "A la calle con Lasalle" se encontraba entre los eslóganes coreados.

De la perplejidad inicial se pasa al cachondeo. Cuando los no manifestantes asumen que forman parte de un acto que bien podría haber firmado André Bretón y filmado Buñuel, empiezan las bromas. Cuando unas señoras de la tercera edad corren por Zurbano, la calle que hace esquina con Génova, para increpar a los coches de cristales tintados que salen a toda velocidad por el garaje de la sede, y los periodistas las seguimos, ya no te cabe duda de que formas parte del elenco. Y te ríes de participar en esta transgresora comedia, puro teatro experimental, vanguardia 100%. "¡Cobardes!", "Les da miedo dar la cara!", "¡Devuélvenos el voto!". Incansables, bajo la lluvía, siguen gritando con una rabia y un odio capaz de mutar en devoción si mañana mismo su director espiritual les dictara otra doctrina.

Una lista de firmas pasa de mano en mano, algunos llaman por el móvil a familiares y amigos para pedirles el número de DNI y poder rubricar en su nombre. El objetivo es engrosar la lista para que no quede famélica, y dado que los plumillas se abstienen, los militantes no abultan demasiado. Algún peón negro se vislumbra entre los jubilados que han preferido jugar a la insurrección que quedarse frente al televisor viendo a Ana Rosa Quintana. Una oportunidad así no se da todos los días. "¿Dónde están? No se ven los principios del PP". Vuelvo a preguntar, ¿qué principios? Me contestan, en serio: "La crispación. Esta portavoz es penosa. Igual habría servido para un momento en el que se pudiera ser más blando, pero no ahora". ¿Y quién le parecería el portavoz adecuado? "Zaplana o Gustavo de Arístegui, que es muy majo". Se cierra el paraguas del Foro de Ermua mientras las conversaciones toman otro rumbo. "Hay que votar que no a la sucesión de la monarquía. Ahora quieren cambiar la Constitución para que Leonor pueda reinar, y eso no se puede consentir", instruye un militante a dos señoras que acaba de conocer. "Claro que no -replican ellas- al Rey no se le ve claro".