Hombre rico busca compañía

Por primera vez en su vida, Warren Buffett ha puesto sus preciados pies sobre suelo español. Y se ha armado un revuelo digno del desembarco de Míster Marshall. Según sus palabras, el hombre más rico del mundo según la revista 'Forbes' ha traído 200.000 millones de euros para invertir en empresas europeas. Aunque solo va a pasar unas 24 horas en España, el ricachón de Omaha se ha dejado querer, a sus 76 años, como una adolescente.

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Warren Buffett.

El archimillonario ha dado una rueda de prensa en el hotel Palace en la que incluso los periodistas tenían un brillo especial en la mirada, como la señal del dólar impresa sobre las pupilas. En un contexto de desaceleración económica un guiño del más rico entre los ricos puede ser suficiente para atraer inversiones.

El 'efecto Buffett', el sex-appeal financiero de este rey Midas con acento yanqui, no resulta exagerado. En la comparecencia también estaba el israelí Eitan Wertheimer, el 'capo' de la empresa Iscar, cuyo 80% fue adquirido por Berkshire Hathaway, la compañía que Buffett hizo crecer hasta convertirse en un auténtico gigante prácticamente insaciable. Y Wertheimer ha contado su experiencia personal al abrigo del estadounidense: "Toda la economía de Israel salió beneficiada con nuestro acuerdo", ha dicho el israelí.

Buffett ha aprovechado al máximo su tiempo en España. A su llegada se ha reunido con el Rey. Después ha atendido a los medios de comunicación. Y, para finalizar la jornada, una cena con una cuarentena de grandes empresarios. ¿Echan de menos a alguien en esta agenda, más apretada que la billetera del propio Buffett? No había ningún representante del Gobierno en sus citas. "Es que no me han invitado", lamentaba el accionista mayoritario, presidente y consejero delegado de Berkshire Hathaway.

¿Qué busca exactamente Buffett por estas tierras?

El de Omaha, como buen animal económico, ha venido a comprar y a vender. Por un lado, quiere llevarse un buen recuerdo de su primera visita a España. Y no hablamos de una figurita de Lladró. Quiere convertirse en accionista mayoritario de alguna empresa europea con una facturación mínima de 75.000 millones de euros brutos. Por otro lado, también ha venido a vender su imagen: "Berkshire ofrece la opción de vivir felices para siempre a aquellos que se unan". El sueño americano hecho carne.

En la rueda de prensa no ha dicho sobre qué empresas ha fijado sus ojitos y ha asegurado que no anunciará ninguna adquisición a corto plazo. Warren Buffett, al mismo ritmo que imprime a sus inversiones: siempre a largo plazo. Pistas dispersas y nada concreto. Que si no busca sectores específicos, sino empresas que él "pueda comprender". Que si busca empresas grandes con una ventaja competitiva duradera. Que tengan un precio razonable...

(EFE)

Buffett y el efecto imán.

Eso sí, Buffett con internet no se mete. Y es que el negocio 'internetero' no apunta en la misma dirección que la filosofía inversora que condujo al empresario desde la venta ambulante de periódicos hasta el número uno de la lista de 'Forbes'. "Prefiero invertir en áreas que no vayan a sufrir cambios, en aquellos negocios que conozco y en los que creo. No se me da bien predecir", ha asegurado.

Sobre la actual situación económica, el 'oráculo de Omaha, según le llaman, ha asegurado que el pánico financiero ha acabado tras las últimas actuaciones de la Reserva Federal, si bien ha reconocido que sus efectos negativos todavía se harían notar durante un tiempo.

En contra de la imagen asilvestrada, agresiva y eminentemente intuitiva que desprende el mundo de las inversiones, Buffett presume de valores opuestos, como la sencillez, la seguridad y el pragmatismo. Además, en 2006 anunció la donación de más del 85% de su fortuna personal a fundaciones benéficas. Y un detalle: al terminar la rueda de prensa, la cohorte de Buffett ha abandonado el salón Neptuno III del hotel Palace, donde se ha realizado la comparecencia. Entonces, el de Omaha, ha mandado detener la comitiva de encorbatados para hacer llamar a la traductora de la rueda de prensa y agradecerle su trabajo de forma personal.