Una factura de la luz más cerca de su coste real

La subida de la tarifa eléctrica será de un 11,3% a partir del 1 de julio, si el Gobierno Zapatero no se asusta ante lo impopular de la medida, como ha sucedido en ocasiones anteriores. Para aproximar los costes de la energía a lo que en realidad cuesta generarla, la subida tendría que ser de entre un 34 y un 37%. según el Ministerio de Industria.

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Aunque el informe de la CNE no es vinculante, lo normal sería que la semana que viene o la siguiente, la Comisión Delegada del Gobierno aprobase esa subida del 11,3% que le propone el organismo regulador de los precios energéticos para el tercer trimestre del año.

Queda por determinar si esa subida del 11,3% se mantendrá hasta finales de año o el 1 de octubre se volverá a plantear una segunda subida, que acerque los precios de la luz a lo que realmente cuesta producirla. Los últimos datos que manejaba el ministerio de Industria establecían que la subida de la tarifa tendría que ser ser del orden del 34% al 37% para acercarla a los precios reales.

Si la tarifa subirá más o no de octubre a fin de año, se convertirá en una decisión política. En dos ocasiones anteriores, el presidente Zapatero se cargó la aproximación de los precios energéticos a sus costes verdaderos, por miedo a lo impopular de la medida cuando faltaba poco tiempo para las elecciones generales. Ahora, la Comisión de la Energía ha hecho una propuesta para ese tercer trimestre, pero que incluye un dato importante. Se cambia la metodología del cálculo de la tarifa integral (que incluye los costes de generación de la energía o déficit de tarifa más los costes permanentes) y tras los últimos cálculos, ha determinado que el coste de generación pasaba de 53,6 euros megavatios por hora a 66,1 euros megavatios por hora. Este nuevo cálculo, según la nota enviada por la CNE, "ha dado lugar a un ajuste medio necesario de las tarifas integrales del 11,3%, para asegurar que no se genere más déficit del reconocido.

Aunque el mecanismo de los precios energéticos es tremendamente complicado, España arrastra un déficit de tarifa histórico que en estos momentos se sitúa alrededor de lo 14.000 millones de euros. Nació cuando el Estado decidió subvencionar a las eléctricas los costes de generación, para que las compañías no repercutieran el precio real que cuesta la luz en los ciudadanos. A lo largo de años, décadas, el monstruo ha ido generando una deuda a pagar a las compañías eléctricas, que siempre que han podido han utilizado el miedo de los gobiernos a cobrar a los ciudadanos lo que realmente cuesta dar el interruptor cada día.

Hoy, la CNE ha realizado una serie de cambios en ese déficit histórico, para por enésima vez en la historia, intentar acercarse a la realidad. A favor de que una subida del 11,3% de la luz sea aprobada por el consejo de ministros, está el hecho de que esta vez, al contrario que en anteriores ocasiones, Zapatero acaba de ganar las elecciones y le quedan cuatro años por delante. En contra, la subida de la inflación en los últimos tiempos. Aunque el vicepresidente económico, Pedro Solbes, ha sido siempre partidario de aproximar los costes de la energía a la realidad, mientras que los departamentos de Industria, más pegados y presionados por las grandes empresas del sector eléctrico, han defendido subidas más tenues.