Miles de perros deambulan por las calles de Chile sin dueño ni control

Santiago de Chile.-  Abandonados por sus dueños y olvidados por las autoridades, miles de perros vagan por las calles de Chile en busca de techo y alimento, algo que, además de sufrimiento para los canes, entraña riesgos para los humanos.

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(EFE)

La falta de legislación sobre la materia, la inacción de las autoridades y la dispersión del movimiento de defensa de los animales dificultan la solución de un problema con implicaciones sanitarias, de seguridad y de educación.

La falta de legislación sobre la materia, la inacción de las autoridades y la dispersión del movimiento de defensa de los animales dificultan la solución de un problema con implicaciones sanitarias, de seguridad y de educación.

Esta situación ha atraído la atención de la actriz estadounidense Daryl Hannah, conocida defensora de los derechos de los animales, quien esta semana visitó Chile para denunciar el maltrato hacia los perros y pedir a las autoridades que tomen conciencia del problema.

Se calcula que unos 25.000 perros sin dueño deambulan por las calles de Valparaíso y otros 10.000 lo hacen en Antofagasta, pero la situación en la capital es aún peor.

En Santiago los perros se han tomado las calles, duermen en las aceras y participan de las actividades cotidianas de la ciudad: se cuelan en las manifestaciones, ladran en los conciertos y dormitan mientras los carabineros del Palacio de La Moneda realizan el cambio de guardia.

Según datos de la Universidad de Chile, en 2002 vivían en Santiago cerca de 1.120.000 perros, de los que 244.000 eran vagabundos y otros 100.000 "comunitarios", es decir, cuidados por los vecinos.

El grupo más numeroso era el de los "callejeros", casi 600.000 perros que dormían en casas pero por el día deambulaban por la ciudad, lo que, según el veterinario Fernando Fuenzalida, demuestra la existencia de muchos dueños "irresponsables".

Fuenzalida, empleado del Servicio Regional de Salud de Santiago, dice que estos animales "están en buenas condiciones y marcan su territorio, y por eso pueden ser agresivos", a diferencia de los "vagos", que viven atemorizados porque han sido maltratados.

Según el vicepresidente del Colegio Médico Veterinario de Chile, Fernando Álvarez, sólo en la región metropolitana, donde viven más de seis millones de personas, el 40 por ciento de la población de Chile, unas 27.000 personas sufren cada año la mordedura de un perro y sólo en uno de cada cuatro casos el agresor es callejero.

A veces las autoridades optan por aplicar la eutanasia masiva, un método que los defensores de los animales critican por considerar que no contribuye a disminuir el número de perros abandonados, ya que se extermina a los más viejos y enfermos, que ya no se pueden reproducir.

En marzo de 2006, los carabineros liquidaron a casi medio centenar de perros que diariamente paseaba frente a La Moneda para que no interrumpieran la toma de posesión de la presidenta Michelle Bachelet: sólo unos pocos se salvaron, y ahora son alimentados por los propios guardias.

Esa matanza provocó la protesta de las casi 500 organizaciones de defensa de los animales que existen en Chile, donde la "atomización del movimiento" dificulta los proyectos comunes, según Alejandra Cassino, directora de la Coalición por el Control Ético de la Fauna Urbana (CEFU).

"La eliminación sólo contribuye al aumento de los abandonos y la disminución de las adopciones", asegura la responsable de la CEFU, que aglutina a 25 asociaciones proteccionistas que abogan por la esterilización de las hembras y por la tenencia responsable de mascotas.

En los últimos tres años se han esterilizado a 20.000 perras en todo el país, con un presupuesto de unos 90.000 dólares.

Sin embargo, hacen falta 400.000 vacunas al año para controlar al 70 por ciento de la población canina en un plazo de siete años, período al cabo del cual los descendientes de una misma perra, que se multiplican en proporción geométrica, pueden llegar a sumar 7.000 animales, de los que unos 4.500 sobreviven más de un año.